ENTRENAMIENTO de NIÑOS y ADOLESCENTES en ESCALADA
Cuando empezaron a aparecer los primeros niños capaces de encadenar las vías y búlders más duros, llamó la atención de toda la comunidad escaladora. A día de hoy, abundan las competiciones juveniles y escaladores adolescentes de alto nivel. Sin embargo, aún hay poco consenso e información práctica sobre cómo debería ser el entrenamiento de niños y adolescentes para escalada, y cuál es la mejor edad para la especialización deportiva.
- PERSONALIZACIÓN DEL ENTRENAMIENTO EN NIÑOS
- ¿DEBE UN NIÑO ENTRENAR FUERZA?
- ENTRENAMIENTO ESPECÍFICO PARA ESCALADA
- ENTRENAMIENTO DE ESCALADA PARA JÓVENES EN CRECIMIENTO
- LESIONES Y DOLORES EN LOS DEDOS EN JÓVENES ESCALADORES
- ENTRENAMIENTO DE FUERZA DE DEDOS PARA JÓVENES ESCALADORES
- DESARROLLO Y ENTRENAMIENTO SEGÚN LA EDAD
- ETAPAS DEL ENTRENAMIENTO DE JÓVENES ESCALADORES COMPETITIVOS
- LA IMPORTANCIA DEL ENTRENADOR
- ¿CUÁL ES LA MEJOR CANTIDAD DE ENTRENAMIENTO PARA ADOLESCENTES Y NIÑOS ESCALADORES?
- PRINCIPIOS DEL ENTRENAMIENTO PARA MENORES
- RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DEL ENTRENAMIENTO A MENORES
- SEGUIMIENTO DE LOS PROGRESOS DE LOS JÓVENES ESCALADORES
- NUTRICIÓN PARA JÓVENES ESCALADORES
- CONCLUSIONES
¿Debe un adolescente entrenar fuerza o afectará a su desarrollo? ¿Cuál es la carga de entrenamiento adecuada en edad de crecimiento? ¿Debe realizar ejercicios específicos como campus board o suspensiones? ¿Es mejor especializarse o combinar diferentes deportes? ¿Cómo plantear el entrenamiento con adolescentes? Son muchas las dudas sobre el entrenamiento en edad de crecimiento en general. Más aún si el objetivo es entrenar para un deporte tan joven como la escalada.
Aunque será difícil dar una respuesta general y absoluta a cada pregunta, este artículo intentará aportar datos para que padres y entrenadores puedan organizar las sesiones y temporadas de las futuras generaciones de la mejor manera, asegurando un sano y longevo desarrollo como escaladores.

PERSONALIZACIÓN DEL ENTRENAMIENTO EN NIÑOS
Me llegan casos de padres de niños escaladores frustrados ante la sensación de estar desperdiciando el potencial de su hijo o hija. Algunos de ellos deciden investigar por su cuenta, y adaptar la información que encuentran sobre el entrenamiento para escalada. Otras veces, son los propios jóvenes los que deciden formarse para autoentrenarse.
Un entrenamiento de escalada destinado a adultos no debe utilizarse para niños.
El problema es que dichos entrenamientos están enfocados a escaladores «con físicos desarrollados», pudiendo resultar lesivos en edades tempranas. Y cabe decir que un niño no es un «mini-adulto». Las diferencias van mucho más allá.
Para desarrollar un entrenamiento específico para menores, lo primero es aclarar una serie de conceptos:
- Edad cronológica: tiempo desde que nació.
- La edad biológica se refiere a la maduración orgánica del sujeto (esquelética, dental, morfológica, sexual…). Los hay desde precoces a retardados.
- Edad de entrenamiento: hace referencia a su experiencia o tiempo que lleva practicando la escalada.
¿DEBE UN NIÑO ENTRENAR FUERZA?
Hace años se desaconsejaba por completo el entrenamiento de fuerza en edad de crecimiento. Se argumentaba que afectaría a su desarrollo.
El entrenamiento de fuerza es beneficioso para el cuerpo humano durante toda la vida.

Sin embargo, al principio de la década de los 90 hubo un cambio de paradigma. La American College of Sports Medicine y la American Academy of Pediatrics pasaron a recomendar un entrenamiento de fuerza, bajo la supervisión de un experto, para prevenir lesiones, mejorar el rendimiento y las condiciones físicas y psicológicas.
Se estableció la idea de que entrenar fuerza es beneficioso para el cuerpo humano durante toda la vida. Cayeron viejos sesgos sobre su inconveniencia en etapa de crecimiento o en edades avanzadas.
El entrenamiento de fuerza dirigido a niños recomendado se caracteriza por usar ejercicios apropiados para su edad. No deben ser demasiado dinámicos ni estresantes. El foco debe estar en la transacción de conocimientos sobre la actividad física, su técnica y sus beneficios.
Antes que por hipretrofia, un niño ganará fuerza por mejoras neurales, tales como un mejor reclutamiento de fibras musculares o la mayor coordinación intra e intermuscular. Al tener menos testosterona, también participan hormonas como la insulina y la hormona de crecimiento (González Badillo y Ribas Serna, 2018). Además, como cualquier adaptación al entrenamiento, se perderán en un periodo de desentrenamiento (Faigenbaum y col., 1996).
Cuando llegue la pubertad, con sus cambios hormonales, aumentará la testosterona, tan determinante para el desarrollo muscular.
J. Loko y col. (1996) observaron que las edades de mayor aumento proporcional (no absoluto) de la fuerza eran de 12 a 17 años en hombres y 10 a 13 en mujeres. Llama la atención que la carrera de 30 m deja de mejorar a los 17 años en varones y a los 13 en chicas. El motivo es un aumento del peso corporal superior a la fuerza desarrollada.
González Badillo señala que no tiene sentido decir que los jóvenes no deben entrenar fuerza hasta los 17 o 18 años, ya que es a esa edad cuando los hombres terminan su fase óptima, y en las mujeres finalizó mucho antes.
Lo relevante no es cuándo empezar, sino cómo hacerlo. Las correctas cargas , frecuencia, intensidad y selección de los ejercicios es lo importante. De hecho, no hay estudios que contradigan los beneficios de un entrenamiento de fuerza “bien supervisado” (Falk y Tenenbaum, 1996; V. G. Payne y col., 1997).
ENTRENAMIENTO DE FUERZA Y DE PESAS NO SON SINÓNIMOS
Cabe destacar que mucha gente equipara el entrenamiento de fuerza con las pesas. Debes tener claro que la fuerza se puede entrenar de muchas maneras, no sólo con hierros o máquinas de gimnasio. Pero también que con pesas se puede hacer distintos tipos de entrenamientos, no sólo de fuerza.
Tampoco es recomendable a estas edades realizar entrenamientos excéntricos con cargas supramáximas o demasiado elevadas.
Según Gonzáles Badillo y Ribar Serna (2018), el entrenamiento de fuerza siempre, y en especial en los jóvenes, debe seguir estas normas:
- Individualizar las cargas.
- Entrenar todos los grandes grupos musculares.
- Ejercitar los músculos en todo su ROM (Rango de movimiento)
- No entrenar fuerza con carga 2 días seguidos, ni más de 3 días por semana.
- Mantener una progresión suave pero eficiente.
- No trabajar con esfuerzos de carácter máximo y rehusar los tests 1RM.
- Evitar los ejercicios excéntricos con cargas elevadas.
- Aplicar variedad a las sesiones.
- Seleccionar los ejercicios según las necesidades personales y deportivas.
- Conocer la técnica de los ejercicios.
ENTRENAMIENTO DE FUERZA PARA PREVENIR LESIONES
Uno de los efectos más interesantes del entrenamiento de fuerza, con relación al rendimiento, es la prevención de lesiones. Gracias a fortalecer las estructuras de soporte (ligamentos, tendones y huesos), a capacitar los músculos para soportar más carga y al desarrollo muscular balanceado en torno a las articulaciones (Faigenbaum y col., 1996b). Eso unido a la mejora del rendimiento deportivo, y las ganancias de fuerza y resistencia musculares (Kraemer y Fleck, 1993).
Por esos motivos, diversas sociedades relacionadas con la salud y el fitness (NSCA) recomiendan seguir un programa de fuerza a cualquier edad.
ESTATURA, Y DESARROLLO ÓSEO
La revisión de Mikel Izquierdo y Javier Ibáñez (2012) detallas los beneficios de la práctica deportiva. Al contrario de lo que se pensaba en los años 80′, los niños y jóvenes que practican distintos deportes suelen ser más altos que la media.
Kraemer y col.(1993) también encontraron una buena densidad ósea en levantadores de pesas olímpicos júniors. Según los autores, se correlaciona con el nivel de fuerza.
La madurez ósea es uno de los mejores indicadores de la edad biológica del menor. Realizar unas placas de rayos X de la mano izquierda y su muñeca es un método habitual de conocerla. Las chicas suelen llegar a la madurez ósea una vez alcanzan la menstruación.
En la web de la Universidad de Saskatchewan hay una herramienta que te ayuda a predecir el pico de madurez del menor. Con esa información podrás estimar su madurez biológica y el tiempo que le queda hasta el estirón o momento de máxima velocidad de crecimiento (APHV). Es fiable con niñas entre 9 y 13 años, y niños entre 12 y 16.

Los datos de Siegel y Fryer (2015) muestran que la escalada proporciona a los jóvenes fuerza muscular y resistencia, y posiblemente una mejor flexibilidad. Además, escalar tiene el potencial de proporcionar a los jóvenes los niveles de actividad física recomendados a la vez que se divierten.

DIRECTRICES DEL ENTRENAMIENTO DE FUERZA SEGÚN LA EXPERIENCIA Y EL NIVEL
Un entrenamiento físico inadecuado y excesivo será contraproducente. Pasarse con la carga podría afectar los procesos fisiológicos anabólicos de desarrollo del menor (Beunen y Malina, 2008). Peña y col. (2016) aportaron datos interesantes para dosificar el entrenamiento de fuerza en menores, según su edad de entrenamiento:
Una manera es dosificar el entrenamiento de fuerza según su edad de entrenamiento o experiencia.
- PRINCIPIANTE: Una frecuencia de 2-3 días por semana, con intensidades moderadas (50%) a modo de circuitos con breves descansos (1 minuto).
- INTERMEDIO: frecuencia de 2-3 sesiones por semana, con intensidades moderadas (65%) a modo de circuitos con descansos algo mayores (1-2 minutos).
- AVANZADO: frecuencia de 2-4 sesiones por semana, con intensidades moderadas (70%) a modo de circuitos o series con descansos según el objetivo a trabajar (1-3 minutos).
También hay que tener en cuenta la edad biológica del joven deportista y su desarrollo.
ENTRENAMIENTO ESPECÍFICO PARA ESCALADA
Acorde al principio de la especialización progresiva, la especialización en la escalada debe respetar el desarrollo físico del menor.
Los ejercicios dirigidos a trabajar las cualidades específicas de la escalada se deberán ir introduciendo poco a poco. En los primeros tiempos, la simple actividad de escalar será la mejor opción. Es momento de potenciar el desarrollo psicomotriz para lograr una escalada más intuitiva.
Adam Ondra no entrenó campus board hasta los 17 años, con 9a+ encadenado y ganado el campeonato mundial.
No tengas prisa por empezar con ejercicios peligrosos y estresantes. Adam Ondra no empezó a entrenar campus board hasta los 17 años. Para entonces, ya había encadenado 9a+ y ganado el campeonato mundial de escalada de dificultad.
Como indica la visión ecológica del entrenamiento, a través del uso de condicionantes (constraints), el entrenador irá creando situaciones para ir trabajando y mejorando las capacidades de los deportistas. Tienes la información más detallada en este artículo sobre la teoría de los sistemas dinámicos complejos aplicada al entrenamiento de escalada.
En este vídeo puedes ver a un joven Adam Ondra encadenando, con sólo 15 años, «La Rambla, 9a+».

ENTRENAMIENTO DE ESCALADA PARA JÓVENES EN CRECIMIENTO
Mobråten y Christophersen (2020) recomiendan estas pautas para el entrenamiento de jóvenes escaladores:
- Que sea variado y divertido.
- Prioriza antes variedad que movimientos duros.
- Dedica la mayor parte a la técnica gestual.
- Trabaja la fuerza de tracción, pero evita el entrenamiento específico de dedos. Desarrolla una buena técnica de los ejercicios.
- Entrena fuerza general de todo el cuerpo, además de equilibrio, coordinación y cardio.
- Permanece atento a las alarmas por los síntomas en los dedos.
LESIONES Y DOLORES EN LOS DEDOS EN JÓVENES ESCALADORES
Ninguna otra actividad somete a tanto estrés las estructuras de los dedos como la escalada.
Los huesos en desarrollo son muy delicados. Los cartílagos de crecimiento se encuentran en la epifisis, una zona más blanda que tienen los huesos en sus extremos.
La epifisis permite que el hueso se desarrolle; y se cerrará cuando el cuerpo termine de crecer. Hasta ese momento, es muy propensa a lesionarse.
Los discos epifisarios de los dedos están conectados en sus articulaciones. La articulación medial es la más proclive a lesionarse cuando es sometida a altas cargas, ya sea entrenando dedos o escalando sobre presas estresantes.
Por estos motivos, no se recomienda realizar suspensiones de dedos ni campus board, ni abusar del arqueo, a jóvenes en edad de desarrollo. Crear conciencia sobre el uso del agarre en extensión también ayudará.
Tampoco conviene escalar en el muro de velocidad. Meyers (2020) encontró correlación entre esta disciplina de escalada y lesiones epifisarias en los dedos.
Cualquier mínimo dolor o molestia debe ser comunicado al entrenador o responsable lo más pronto posible.
CÓMO ACTUAR RESPECTO A LESIONES EN JÓVENES ESCALADORES
Volker Schöffl indica que el 90% del dolor en los dedos en los jóvenes, entre 12 y 15 años, es causado por lesiones en los cartílagos epifisiarios, aún en crecimiento (Schöffl y Schöffl, 2007). Se trata de un tipo de lesiones cada vez más comunes, debido al aumento de popularidad de la escalada.
Se debe visitar a un especialista en caso de hinchazón o molestia en los dedos.
Si hay hinchazón o dolor en las articulaciones mediales de los dedos, deben acudir a un profesional que realice una resonancia magnética o ultrasonidos, ya que estas lesiones a menudo no se ven con rayos X. Ignorar dichos síntomas puede generar lesiones crónicas que acaben alejando al deportista de la escalada, además de afectar la calidad de su vida futura.
Si es el caso, seguramente deban parar un tiempo. Recurrir al taping con esparadrapo y/o antiinflamatorios para continuar con la actividad sólo causará un mal futuro mayor. Durante el reposo podrá realizar otras actividades que no comprometan las estructuras dañadas.
Realiza un seguimiento de las lesiones de los distintos escaladores. Unas auditorías de manera regular son eficaces para encontrar la causa de la lesión y seguir su evolución.
Conciencia a los jóvenes deportistas de que tienen que informar de cualquier dolor o molestia. De ninguna manera deben ignorarse los síntomas, por pequeños que parezcan.
En el último congreso de Ircra, Schöffl compartió este algoritmo para que los entrenadores prevengan cuanto antes las lesiones de sus jóvenes entrenados:

Otro tipo de lesiones en los jóvenes escaladores, que han sido menos estudiadas, estan relacionadas con:
- Se sabe que los saltos y caídas repetidas en los gimnastas provocan un retraso del crecimiento. Habría que estudiar si sucede algo similar con repetidas caídas al practicar bloque.
- Obsesionarse con una cantidad muy baja de grasa corporal puede acarrear diversos riesgos como desórdenes alimentarios u osteoporosis. No se debería jugar con un asunto tan delicado durante estos años de crecimiento.
Barrile y col. (2022) estimaron la tasa de lesiones y sus patrones en jóvenes escaladores competitivos. La tasa media fue de 2,7 lesiones por cada 1000 horas de práctica. Entre ellas, la más común fue por sobrecarga. Los motivos se correlacionaban con la mayor dificultad y número de horas, sobre todo en boulder, volver a escalar aún con dolor, uso excesivo del taping o falta de supervisión.
PREVENCIÓN DE LESIONES EN JÓVENES ESCALADORES
En el Congreso de IRCRA celebrado en Tokyo, Schöffl compartió una serie de medidas para reducir el riesgo de lesión en niños y jóvenes escaladores:
- No usar el campus board antes de finalizar el crecimiento.
- No entrenar con lastre.
- Reducir la cantidad de búlder exigente de dedos.
- Priorizar los movimientos estáticos sobre los dinámicos.
- No abusar del agarre en arqueo.
- Entrenar las caídas en búlder.
- No utilizar taping preventivo.
Eva López añade:
- No entrenar suspensiones en cantos inferiores a 1,5 falanges.
- No abusar de presas de menos de una falange.
- Evitar una excesiva cantidad de escalada dinámica y desplome con arqueos y semiarqueos (MoonBoard, Kilterboard,…)
- No entrenar demasiado en el muro de velocidad.
ENTRENAMIENTO DE FUERZA DE DEDOS PARA JÓVENES ESCALADORES
Sé original a la hora de buscar alternativas para esta tarea a las herramientas analíticas y demasiado estresantes. Puedes trabajar la fuerza de contacto de muchas maneras diferentes y más seguras (búlder, MoonBoard, ejercicios en el muro de escalada,..).
El trabajo de búlder es la manera más específica de desarrollar esa cualidad, a la vez que desarrollan la técnica. Debe ser adaptado a la experiencia del escalador y con una consciente supervisión de la técnica. Elige presas adecuadas y evita vicios tan lesivos para las poleas como arquear en exceso.
Ninguna otra actividad somete a tanto estrés las estructuras de los dedos como la escalada. Por tanto, es fundamental tener unos buenos hábitos de cuidado. Tienes algunos ejemplos en el artículo sobre el cuidado de los dedos.
Si quieres investigar más sobre lesiones en los dedos de jóvenes escaladores, echa una lectura a las referencias del artículo.
LOS PIES DE GATO EN NIÑOS ESCALADORES
Cabe remarcar la importancia de usar unos pies de gato adecuados a esa edad. Aún en crecimiento, los pies sufrirán malformaciones si se abusa de un modelo demasiado agresivo o ajustado.
Es importante usar unos pies de gato que no afecten a su desarrollo.
El entrenador deberá informar a los escaladores sobre este peligro, además de crearles el hábito de quitarse los pies de gato en los descansos y entre escaladas.
Háblales de los beneficios de andar descalzos el máximo tiempo posible para contrarrestar los daños ocasionados. Si las instalaciones lo permiten, una idea es hacer los ejercicios destinados al acondicionamiento y los estiramientos sin ningún calzado. Si no, al menos utilizar uno tipo minimalista.
EL ENTRENAMIENTO COMPENSATORIO
Es fundamental ir realizando un trabajo compensatorio. Éste irá ganando importancia conforme vaya aumentando la especificidad de los entrenamientos.
Ejercicios multiarticulares, haciendo énfasis en la zonas más problemáticas. Incide sobre los hombros, el pecho, tren inferior, las muñecas y antebrazos. El TRX puede ser una herramienta muy interesante.
Que no falte el entrenamiento compensatorio y de buen desarrollo postural.
No olvides un trabajo del core para optimizar la escalada y beneficiar la salud postural. Aplica variedad de ejercicios y de intensidades.
DESARROLLO Y ENTRENAMIENTO SEGÚN LA EDAD
El entrenamiento dirigido a jóvenes y niños no es la versión ligera del de los adultos. En su lugar, tiene una características propias (Martin, Nicolaus, Ostrowski y Rost, 2004):
- Carácter prospectivo. Es decir, se genera una base para momentos futuros más exigentes.
- El rendimiento actual no es la prioridad, sino cumplir las etapas de formación.
Mientras que en la edad adulta unos cuantos años apenas se notan, entre los niños ocurre lo contrario. Por tanto, un grupo demasiado heterogéneo puede suponer un problema a la hora de organizar las sesiones de entrenamiento.
La mayoría de las veces, el escalador estará a expensas de las instalaciones disponibles. Un material adecuado y variado le permitirá una progresión más gradual.
Las siguientes directrices deberán tenerse en cuenta siempre junto a la edad de entrenamiento y experiencia escalando de los menores.
Pero una cualidad que no puede faltar es la agilidad. Ya que es una capacidad que empeora con la edad, trabajarla junto a una correcta percepción del equilibrio será algo a priorizar en estas edades.
El entrenamiento dirigido a jóvenes y niños no es la versión light del de los adultos, sino que tiene una características propias

EDAD PREESCOLAR: 3 A 6-7 AÑOS
Lo que más les motiva es jugar. Los ejercicios deben ir enfocados para estimular la creatividad y el conocimiento del propio cuerpo. El acondicionamiento físico llegará mediante la diversión, de manera natural.
Estimula la creatividad y el control motor a través de la diversión.
PRIMERA EDAD ESCOLAR: 6-7 A 10 AÑOS
Momento muy favorable para el aprendizaje motor y de nuevas habilidades. La práctica de distintos deportes será muy beneficiosa. Por ejemplo, la natación le aportará la habilidad de moverse en el medio acuático a la vez que promueve un desarrollo físico más compensado.
Robyn Erbesfield-Raboutou siempre dice que una infancia dedicada a la gimnasia es la mejor base para ser un buen escalador; algo que comprobaron A. Coelho y col. (IRCRA 2022), junto a la danza.
Combinar diferentes deportes es una gran opción a estas edades.
Lo mejor es que escalen todo lo posible. Se pueden plantear ejercicios a modo de juego para que se diviertan a la vez que trabajen la técnica (énfasis en los pies). Escalar con una pelota de tenis en una mano, escalar sin manos o en parejas, agarrados de una mano, pueden servir de ejemplos.
El principio de la multilateralidad señala que el entrenamiento debe orientarse hacia el desarrollo simultáneo de todas las capacidades y habilidades motrices. Así formará una base que permita la correcta especialización junto a un desarrollo armonioso del cuerpo.
El entrenamiento específico de fuerza, como tal, sigue sin ser necesario. Sin embargo, tiene sentido empezar a realizar un trabajo de condicionamiento general y compensatorio para garantizar su correcto crecimiento. Las opciones serán:
- Ejercicios multiarticulares al final de las sesiones o en los días de descanso. Ejercicios calisténicos, con el propio peso corporal, centrados en el gesto de empujar, en el core y el tren inferior. A ser posible, en grupo y a modo de juegos.
- Combinar la escalada con otra actividad deportiva. Una gran opción para desarrollar sus habilidades. Cuanta más variedad, mejor.
Puede ser un buen momento para empezar con el entrenamiento mental y a lidiar con el miedo a las caídas. Invitarles a soltarse y dejarse caer desde la reunión de las vías (o una zona segura), con la cuerda en top-rope y con un recorrido pequeño.
SEGUNDA EDAD ESCOLAR: 10 A 12 AÑOS
Momento para asentar la futura maestría motriz. La relación entre el peso y la fuerza, y la movilidad articular, son muy positivas. Para evaluar las habilidades técnicas y tácticas puedes usar la herramienta de evaluación de las habilidades de los escaladores deportivos.
Si tiene buena técnica y suficiente experiencia, puede empezar a entrenar fuerza con el propio peso.
Si la base técnica es buena, y cuenta con experiencia entrenando, podría empezar a entrenar la fuerza con el propio peso. Es factible ir introduciendo, de forma gradual, ejercicios más específicos del desarrollo de una fuerza transferible al medio vertical, como las dominadas. Sin embargo, aún conviene priorizar la escalada en sí como el mejor método para desarrollar la fuerza funcional.
Al ganar especificidad, el entrenamiento compensatorio cobra importancia. El trabajo de hombros, pecho, core, manguito de los rotadores,… Un core fuerte y estable proporciona equilibrio y conecta el tronco con sus extremidades, ayudando a prevenir futuras lesiones.
Hasta los 12 años, la capacidad para desarrollar una respuesta metabólica adaptativa al entrenamiento especifico es reducida. Sin embargo, tienen gran habilidad para el desarrollo motor. Por tanto, el énfasis del entrenamiento debe ser en escalar con aumentos en el volumen y la variedad de los recorridos. Se busca mejorar la fluidez y la eficiencia mecánica de la técnica, en vez de aumentar la intensidad.
Según Udo Neumann, los ejercicios deben desafiar sus sentidos cinestésicos (propioceptores, mecanorreceptores, aparatos visuales y vestibulares), ayudar a aumentar el rango de movimiento (ROM) y mejorar el movimiento y la postura. Los ejercicios multiarticulares y multiplanares desarrollan la coordinación, el equilibrio y la fuerza.
El coach alemán recomienda aprovechar la ventana de oportunidad que ofrecen estas edades para trabajar la agilidad y la velocidad, aptitudes que en la edad adulta se vuelven complicadas de mejorar.
En la etapa prepuberal, los niños tienen ya el 90% de sus capacidades mentales futuras. Por tanto, Alfredo Irurtia recomienda «hipertrofiar el neocortex». Es decir, proponerles problemas complejos que les hagan pensar.
Son varios los autores que también enfatizan la importancia de entrenar la flexibilidad. Una buena opción es acabar las sesiones con un trabajo compensatorio y unos 15 minutos de estiramientos como vuelta a la calma (en este artículo tienes pruebas para medir la movilidad específica para escalada).
PUBERTAD: 11-12 A 14-15 (PRIMERA FASE PUBERAL)
Las chicas suelen llegan antes que los chicos a la pubertad. Es un momento crítico en el que el rendimiento decae por varios factores. Entre ellos, una peor fuerza relativa al peso, además de las dificultades sociales y psíquicas de estos años. Unido a un aumento en la intensidad y frecuencia de los entrenamientos, hace que sea una etapa delicada.
Su fuerza y propiocepción van detrás del rápido desarrollo físico.
Continúa progresando los ejercicios que has ido usando para la fuerza más específica, sin demasiado volumen ni intensidad. El rápido desarrollo físico a esas edades hace necesario trabajar el acondicionamiento físico y las capacidades coordinativas. Su propiocepción debe ir adaptándose conforme crecen, a la vez que el acondicionamiento físico ayudará a adaptar la fuerza relativa a tal ganancia de tamaño.https://www.instagram.com/p/BPX5KS2hsoS/embed/?cr=1&v=14&wp=675&rd=https%3A%2F%2Fwww.pasoclave.com&rp=%2Fentrenamiento-ninos-adolescentes-escalada%2F#%7B%22ci%22%3A0%2C%22os%22%3A914%2C%22ls%22%3A819.7000000476837%2C%22le%22%3A845.9000000953674%7D
Aún así, usar pesas y herramientas para entrenar fuerza va ganando lugar. Las más estresantes aún deben quedar fuera. Sin embargo, según E. Hörst, ya podrían empezar a experimentar ascendiendo por la escalera del campus board apoyando los pies. También pueden empezar a probar suspensiones de presas grandes y no lesivas. Ese tipo de ejercicios deben realizarse bajo la presencia atenta del entrenador, y a baja frecuencia, intensidad y volumen.
Es importante ser conscientes, evitar las cargas excesivas sobre los dedos y promover una escalada variada.
ADOLESCENCIA: 13-14 A 18-19 (SEGUNDA FASE PUBERAL)
De nuevo, el sexo femenino llega antes a esta fase de crecimiento. El desarrollo óseo casi ha finalizado. El sistema nervioso se encuentra en un punto óptimo para aprender y automatizar procesos motores. Sin embargo, el entrenamiento de fuerza debe seguir incidiendo más sobre el volumen que sobre la intensidad. Es decir, buscando una hipertrofía más sarcoplasmática que sarcomérica.
Aún no se recomiendan los ejercicios dinámicos ni potencialmente lesivos.
Ese gran desarrollo, conocido como el estirón, implica un cambio en las medidas, brazos de palanca y peso corporal. Por lo tanto, el joven tendrá que re-aprender muchas de las habilidades que tenía consolidadas.
Faigenbaum y col. (2012) mostraron la utilidad del entrenamiento pliométrico en niños entre 12 y 15 años. Resulta una forma interesante de aumentar su fuerza sin sufrir lesiones.
El entrenamiento de suspensiones sobre tabla multipresas irá ganando intensidad. Lo mismo al realizar campus board. Pueden comenzar a escalar sin pies en el muro de búlder sobre buenas presas, adecuadas para ello. Sin embargo, Hörst aún recomienda mantener a ralla los dinámicos y ejercicios más potencialmente lesivos.
Macleod recomienda «sólo escalar» hasta los 16,5 años. Después, añadir las suspensiones hasta los 18-20 años, que entrarían el resto de herramientas, como el campus board.
Unas radiografías de los huesos de la mano resultarán útiles para conocer su edad biológica. Ante cualquier mínima molestia, frena los ejercicios sospechosos y visita a un especialista.
La adolescencia es una edad delicada. El aumento de peso puede hacerles caer en la tentación de intentar «comer menos» para mejorar el rendimiento. Pero a esas edades, un déficit energético puede afectar la salud y producir trastornos alimentarios.
En el caso de las chicas, hay que informales sobre la triada del atleta, que une un balance energético negativo, la disfunción menstrual y una menor densidad ósea. Una combinación que puede acarrear daños de salud permanentes.
Aunque no existe la triada masculina, no están exentos de peligro. Por desgracia, no es una situación ajena al ámbito de la escalada, que además de afectar la salud empeora el rendimiento.
Es importante crear un ambiente sano entre los jóvenes, en el que estos temas se hablen con naturalidad.
La exigencia en sus tareas diarias (estudios) habrá aumentado, lo que unido a la necesidad de encajar, puede causar ansiedad. Patryk Czermak y col. analizaron los grados de estrés y su capacidad de afrontar los problemas en estudiantes. La simple práctica de la escalada durante 10 semanas redujo los niveles de ansiedad, mejorando el trato diario con las situaciones de estrés.
PRIMERA EDAD ADULTA 18-20 A 30-35 AÑOS
Momento cumbre del desarrollo motor. Ya hay lugar para trabajar otros aspectos específicos de la fuerza, como la fuerza máxima, explosiva o RFD. Es el momento en el que suelen darse los mejores resultados deportivos.
Sin embargo la escalada, al ser un deporte tan técnico, permite seguir progresando a lo largo de los años. Sobre todo, si se realiza una desarrollo con buenas prácticas.
Etapa en la que suelen suceder los mejores resultados deportivos.
Ya se puede empezar a entrenar con lastre y a desarrollar un trabajo más dinámico y estresante sobre el Campus Board. Por supuesto, sólo si el entrenador lo considera necesario y cuenta ya con una amplia experiencia. Si empieza a escalar a esta edad, o no ha tenido la suficiente frecuencia, sus estructuras y tejidos conectivos nos estarán preparados para esa carga (más info en este artículo).
Cabe señalar que no debes olvidar que la escalada es un deporte de habilidad. Prioriza, y nunca dejes de lado, la parte técnica y mental.
ETAPAS DEL ENTRENAMIENTO DE JÓVENES ESCALADORES COMPETITIVOS
J. Martín Miranda (Marvin) plantea otra visión para escaladores que pretenden competir. En vez de por edades, propone las siguientes etapas centradas en los aspectos que se deberían cumplir en la formación de futuros escaladores:
El rendimiento actual no es la prioridad, sino cumplir las etapas de formación.
ETAPARA PRELIMINAR DE PREPARACIÓN
- Respetar la multilateralidad.
- Plantear los entrenamientos como juegos.
- Conviene practicar todas las disciplinas de la escalada (boulder, dificultad y velocidad), pero adaptadas a las particularidades de los niños y sus fases para el desarrollo de las distintas cualidades motrices.
- Debe durar al menos 2 años. Tiempo para fortalecer y crear adherencia.

ETAPA DE ESPECIALIZACIÓN INICIAL
- Dedicada al desarrollo de las habilidades técnicas y motoras, además del conocimiento de las reglas competitivas.
- El escalador se decanta por una disciplina, comenzando la especialización.
- Momento de trabajar la parte mental. Tanto para aumentar la autoestima como para soportar las exigencias de los entrenamientos.
ETAPA DE ESPECIALIZACIÓN AVANZADA
- Se establece la maestría deportiva equivalente a la de los adultos.
- La carga del entrenamiento aumenta, acercándose a la de los mayores.
- Se utilizan herramientas específicas estresantes (suspensiones, campus board), pero sin llegar a la máxima intensidad. Ya que aún no han completado su desarrollo, se utilizarán herramientas (como gomas) para adaptar las cargas.
ETAPA DE PERFECCIONAMIENTO DEPORTIVO
- La duración dependerá de cada escalador, superando en algunos casos la edad de 50 años. Sin embargo, la mayoría la aplicarán entre 4 y 10 años.
- Aunque la adquisición y perfeccionamiento de habilidades son más lentos, es la etapa de máxima creatividad individual.
- La intensidad y el volumen son necesarios para lograr los objetivos; y es normal el uso de herramientas mucho más específicas para trabajar cualidades concretas.
DIFERENCIA ENTRE SEXOS
Aunque suelen haber algunas diferencias entre sexos, lo mejor será que escalen y entrenen juntos. A destacar que las niñas maduran más rápido y que los niños tienen mayor fuerza en el tren superior, sin diferencias en el inferior.
Sin embargo, en la edad adulta sí que puede interesar optimizar el entrenamiento de las escaladoras.
LA IMPORTANCIA DEL ENTRENADOR
Considero fundamental la presencia de un entrenador que sepa cómo tratar a los niños. Su figura es más importante de lo que, en principio, pueda parecer.
- En sus manos está el futuro del niño como atleta. Debe mantenerlo motivado, para que en los momentos más difíciles siga comprometido con la escalada. De él depende que se conviertan en escaladores.
- Es también responsable del correcto desarrollo futuro. No debe basar su estrategia en objetivos cercanos y ganar competiciones. Mejor trabajar en la correcta asimilación y desarrollo de las facultades potenciales de cada joven escalador. Si lo hace bien, los resultados futuros llegarán.
Es responsabilidad del entrenador el desarrollo físico y como escalador de cada niño.
A estas edades, el entrenador debe tener cierta faceta psicológica. Reconocer la personalidad de cada niño, crear un ambiente agradable y fomentar las relaciones entre los jóvenes son algunas de las tareas extras que deberá realizar.
El coach debe tener cierta faceta psicológica para reconocer la personalidad de cada niño, crear un ambiente agradable y fomentar las relaciones.
Fijarse con qué postura se enfrentan a una vía: «encorvados y vencidos» o «firmes y vencedores». Eliminar el «no puedo» y el «imposible» de sus vocabularios en las clases.
Fundamental también la delicadeza en el momento de corregirles. Debe haber una buena conexión y relación con cada integrante del grupo.
Evita la figura autoritaria y practica el descubrimiento guiado. Los aprendizajes de movimiento quedarán mejor si llegan por sí mismos. Tu función no es darle la solución, sino crear las condiciones para que el descubrimiento tenga lugar.
«Proporcionar las condiciones adecuadas en el entrenamiento de escalada comienza con la evaluación, seguida de la selección de ejercicios y el diseño de un entrenamiento significativo mediante la creación de desafíos, por ejemplo, estableciendo rutas» – Udo Neumann.
Practica el descubrimiento guiado. Tu papel no es darles la solución, sino crear las condiciones para que lleguen por sí mismos.
Y, sobre todo, antes que enseñarles a ganar, deberás mostrarles cómo tratar con la frustración. La escalada, aún más si se compite, exige humildad y motivación intrínseca. Se debe disfrutar el camino, restando importancia a los resultados.
Igualmente, la mayoría de entrenadores sólo se limitarán en las prácticas relacionadas directamente con la escalada. Son entonces sus seres cercanos, sobre todo los padres, los que deben enseñarles sobre nutrición, recuperación y manejo de lesiones.
IMPARTIR BUENOS HÁBITOS DEPORTIVOS
Del entrenador dependerá que los jóvenes escaladores aprendan buenas costumbres.
- Conocimientos sobre el calentamiento adecuado al inicio de cada sesión.
- La importancia de los estiramientos, el trabajo de movilidad y el compensatorio.
- Cómo comportarse en un rocódromo, en los sectores de escalada y en la naturaleza.
- Prevalecer la técnica por encima de la fuerza bruta.
- Enseñarles distintas técnicas de visualización deportiva.
- No deberían abusar del uso del esparadrapo, pues podría estar obstruyendo las adaptaciones de los tejidos blandos al entrenamiento.
- Usar un tamaño adecuado de pies de gato para evitar deformaciones.
Dave MacLeod indica que a esas edades, lo principal es desarrollar un pensamiento crítico. Poner en duda lo que hacen los demás y buscar sus propios métodos. Aprender de libros y entrenadores cuanto antes le allanará el camino, alejándole de las lesiones y de la mediocridad.
En esas etapas es difícil distanciarse de lo que hacen los colegas. Da igual el rato que lleven entrenando en el roco, que si llega uno y propone un concurso de lances, de seguro que se apuntan. Esto unido a que tienen mucho tiempo libre en épocas concretas, como vacaciones, hace que las lesiones puedan aumentar.
Por eso, es importante concienciar sobre el calentamiento y conocer el orden de las sesiones. El objetivo es llegar a ser capaces de auto-entrenarse y superar los futuros problemas que se vayan encontrando.
¿CUÁL ES LA MEJOR CANTIDAD DE ENTRENAMIENTO PARA ADOLESCENTES Y NIÑOS ESCALADORES?
La cantidad adecuada de entrenamiento, dependerá de la programación diseñada por el entrenador. 2 o 3 días a la semana parece ser lo más adecuado para los más pequeños, que simplemente irán a jugar escalando.
Conforme vayan creciendo, se puede añadir un cuarto día de escalada en roca o en algún rocódromo no habitual. Así se podrá trabajar la escalada a vista y probar nuevas presas y movimientos. Es una forma de seguir motivados y engancharse con el deporte.
En principio, 2 o 3 días de entrenamiento a la semana serán suficientes para los peques, y otro más cuando crezcan, dedicado a la roca.
PRINCIPIOS DEL ENTRENAMIENTO PARA MENORES
Faigenbaum y col. (2016) aportan una serie de principios para el entrenamiento de fuerza para niños. Entre ellos, el principio de progresión, de regularidad, sobrecarga, creatividad, disfrute, socialización y supervisión.
- PRINCIPIO DE PROGRESIÓN: Las demandas del entrenamiento deben ir creciendo gradualmente. Se puede aumentar la intensidad, el volumen o la dificultad técnica con ejercicios más complejos.
- PRINCIPIO DE REGULARIDAD: Para conseguir unos avances a largo plazo hay que entrenar de forma constante durante la infancia y adolescencia.
- PRINCIPIO DE SOBRECARGA: Cada estímulo debe ser mayor conforme el cuerpo se habitúa.
- PRINCIPIO DE CREATIVIDAD: La imaginación y el ingenio optimizan las adaptaciones producidas por el entrenamiento, además de mejorar la adherencia y motivación. Como señala Juanje Ojeda en su entrevista, la diversión crea un entorno óptimo para desarrollar nuevas facultades.
- PRINCIPIO DE DISFRUTE: Se basa en un equilibrio entre habilidad y desafío. Si el programa es demasiado avanzado o fácil, no se entrará en la zona de flujo y decae la motivación.
- PRINCIPIO DE SOCIALIZACIÓN: Trabajar en equipo, hacia un objetivo común, mejorará el rendimiento general de los integrantes. Es labor de los entrenadores propiciarlo con los ejercicios y ambiente adecuado.
- PRINCIPIO DE SUPERVISIÓN: La seguridad y la eficacia del programa aumentarán bajo una supervisión cualificada y activa.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DEL ENTRENAMIENTO A MENORES
- Variabilidad frecuente para que no se aburran.
- Progresar el entrenamiento, pero aplicando la mínima dosis efectiva.
- Adaptar el entorno e instalaciones a sus medidas, y que resulten seguras.
- Evitar presas lesivas y movimientos o ejercicios dinámicos.
- Trabajar la técnica por encima de todo.
- No repetir demasiadas veces seguidas un mismo movimiento.
- Empieza pensando «qué» quieres trabajar en cada sesión, y de allí te surgirá el «cómo».

SEGUIMIENTO DE LOS PROGRESOS DE LOS JÓVENES ESCALADORES
A nivel de medidas generales, no específicas de la escalada, la tesis de J. Fernández propone el seguimiento de los menores a través de las siguientes pruebas físicas:
- Test de dinamometría de la presión manual.
- Lanzamiento del balón de baloncesto.
- Test de salto horizontal.
A estos pueden añadirse unas pruebas más específicas de la escalada:
- Número máximo de dominadas.
- Tiempo máximo de suspensión de un agarre no estresante.
- Tiempo máximo de plancha abdominal (o algún otro para testear la zona del core)
Para sacar más ideas sobre posibles tests, puedes leer estos artículos:
- Batería de tests para medir el rendimiento en escalada.
- Validación de pruebas físicas realizadas en 25 estudios para predecir el nivel y progresión del escalador.
- CM-PAT, batería de pruebas para medir las habilidades técnicas de escaladores.
Aunque lo ideal sería reducir al mínimo los tests específicos, y ser capaz de valorar las necesidades durante las propias sesiones.
NUTRICIÓN PARA JÓVENES ESCALADORES
Sería conveniente que los padres tuvieran unos conceptos básicos de las necesidades de sus hijos. A esa edad y con elevado desgaste físico, el gasto calórico será alto.
De modo básico:
- Que consuman suficientes proteínas. En época de crecimiento son determinantes para el desarrollo de los tejidos y la síntesis de las hormonas.
- Una dieta variada con abundantes nutrientes de origen animal y vegetal.
- A esa edad su sensación de sed aún no está desarrollada. No debería faltar la presencia de agua o bebidas deportivas durante los entrenamientos.
- No haría falta ir pesando cada comida. Una simple concienciación sobre los beneficios de la comida real y natural frente a los ultraprocesados y comida basura debería ser suficiente.
- Estar atentos ante posibles desordenes alimentarios. En esas etapas, un déficit energético mantenido puede causar daños en su desarrollo.
Te comparto este interesante reportaje sobre cómo puede afectar el mundo de la competición a los jóvenes deportistas:

Y este documental sobre como las jóvenes promesas de la escalada (tiene ya un tiempo, y actualmente son los representantes nacionales en las competiciones internacionales) ven escalar como algo divertido, pero a la vez que les supone bastante compromiso:

CONCLUSIONES
Con respecto al entrenamiento de los niños, no olvides que no sirve adaptar el de un adulto. El cuerpo en edad de crecimiento tiene unas características que le hacen requerir de una adaptación exhaustiva.
El entrenamiento a esas edades debe priorizar el desarrollo armónico y el rendimiento futuro sobre el presente. El obejtivo es crear una base para que el escalador pueda prolongar su madurez deportiva, desarrollando por muchos años la actividad.
Se debe priorizar el desarrollo armónico y el rendimiento futuro sobre el presente, creando una base para que el escalador pueda prolongar su madurez deportiva por muchos años.
Hay cierto debate sobre si es mejor hiper-especializar desde niños o priorizar un desarrollo sano. La ciencia indica que practicar diferentes actividades ayudará a un crecimiento más armónico, trabajando agilidad y el equilibrio. Ya tendrán tiempo de especializarse en un deporte concreto. De hecho, no existe consenso sobre la mejor edad para la especialización en escalada.
Es importante que los niños se diviertan y vean la escalada como un juego. Además de la función de coach del entrenador, que debería ser empático con sus deportistas, y promover un buen ambiente. Para formaciones de iniciación, tienes una herramienta para evaluar la fase de «escalador principiante de deportiva» y esta otra «para boulder».
No hay que temer al entrenamiento de fuerza. Simplemente, debe adaptarse a la etapa y edad del deportista. Pero la base siempre debería ser una buena técnica.
Dinamizar las caídas es importante. Al asegurar a niños, debido a la diferencia de peso, resulta más complicado. Este artículo te explica cómo hacerlo de manera correcta.
La práctica deportiva es beneficiosa a cualquier edad. Además, la proliferación de los rocódromos ha convertido la escalada indoor es un deporte accesible, social y adecuado para todos los públicos.
Los fines de semana se llena de niños jugando entre sus presas. Por las tardes, jóvenes estudiantes comparten con escaladores más experimentados los turnos para escalar. Es un ambiente agradable y desestresante, de relaciones sociales y buenos hábitos. Además, es una buena puerta de entrada para la escalada en roca, y todo lo que aporta.
Gracias por compartir, y ¡a disfrutar de la escalada!
Artículo publicado en PasoClave.com el 15 de febrero de 2019 y actualizado el 22 de julio de 2022.
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REFERENCIAS
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El mal es un veneno viejo.
La maldad es un veneno viejo, que se cuela en las rendijas del alma humana como la humedad en los muros de una casa antigua. No hace falta haber leído a Maquiavelo ni creerse un filósofo de taberna para entender que hay gente que elige hacer el mal porque sí, porque le da la gana, porque descubrió que vivir a costa del miedo y la desgracia ajena le sale barato. Y lo peor es que esas almas torcidas no siempre nacen en barrios turbios ni en callejones oscuros; a veces se crían en casa bien, con uniforme planchado y educación de pago.
El vil asesinato de Francisco V., un anciano de 83 años, en un pueblo de Málaga es prueba de ello. No fueron demonios ni monstruos mitológicos quienes lo mataron, sino unos desgraciados de carne y hueso, yonquis de toda la vida que encontraron en el veneno de sus venas la excusa perfecta para convertir su misera existencia en violencia. Pero no nos engañemos: no fue sólo la droga. Fue la elección deliberada de ignorar cualquier resto de humanidad que les quedara.
Hay que tener la sangre helada para ahogar a una persona tan mayor, que apenas puede defenderse y cruzar el pueblo con el cuerpo en una carretilla de obra, para tirarlo en un arrollo, como un perro.
esas almas torcidas no siempre nacen en barrios turbios ni en callejones oscuros;
El problema es que a veces nos ponemos estupendos, hablando de que el mal es cosa del sistema, de la falta de oportunidades, de que “hay que entenderlos”. Pues no. El mal existe, y hay quienes lo abrazan con gusto, sin remordimiento ni excusa. Y contra esa gente hay que ser firmes. Porque si la sociedad cierra los ojos, si se deja dominar por el miedo o por un buenismo cobarde, esas bestias seguirán encontrando puertas abiertas.
Esta muerte es un nuevo aviso: en un mundo donde el mal se disfraza de víctima, hay que tener la valentía de llamarlo por su nombre y ponerle freno. Sin paños calientes ni cuentos morales. Porque, como bien saben los que han vivido lo suficiente, el bien sólo sobrevive si alguien está dispuesto a defenderlo con los dientes apretados y el alma en guardia.
El Rostro del Mal

La existencia del mal es una realidad que, por más que se intente ignorar, se manifiesta de formas tan brutales como dolorosas. No se trata sólo de un concepto filosófico, sino de una experiencia cotidiana que impacta a las personas y a las comunidades. El asesinato de un anciano a manos de unos individuos que han llevado una vida sumida en la violencia, la adicción y la marginalidad es una muestra cruda y desgarradora de cómo el mal se infiltra en la sociedad.
La maldad no siempre es espontánea; en muchos casos, se gesta durante años en el corazón de quienes deciden ignorar los límites más básicos de la convivencia. No se puede culpar exclusivamente al contexto social o a la carencia económica. Hay personas que, enfrentadas a circunstancias similares, eligen no dañar. El mal, entonces, es también una elección, una decisión consciente de perjudicar a los demás.
el bien sólo sobrevive si alguien está dispuesto a defenderlo con los dientes apretados y el alma en guardia
La conducta de estos individuos no puede explicarse solo a partir de sus circunstancias sociales. Si bien es cierto que la “mala vida” pueden desencadenar conductas violentas, hay una decisión personal de traspasar el límite que separa la desesperación del crimen.
El mal se manifiesta cuando se pierde la empatía, cuando el dolor ajeno deja de importar. Es posible que estas personas, en algún momento de sus vidas, hayan sido víctimas de abandono, violencia o rechazo. Sin embargo, hay quienes, con historias igual de complejas, eligen no hacer daño. La clave está en la elección moral, en la capacidad de cada individuo para decidir qué hacer con su propio sufrimiento: reproducirlo o detenerlo.
A pesar de que el mal es una decisión personal, también es cierto que la sociedad tiene el deber de identificar las señales que advierten sobre la degradación moral y actuar para prevenir que esta desemboque en tragedias. Casos como este donde durante años se ha observado cómo estos individuos se hundían en la violencia y el delito sin que se adoptaran medidas efectivas para pararlos.
La prevención del mal requiere una combinación de educación, valores y vigilancia social. No se puede permitir que la desesperanza y la falta de oportunidades se conviertan en una excusa para dañar. La justicia no sólo debe castigar a los culpables, sino también garantizar que otros no sigan el mismo camino.
El destino de madame Cabanel.
El destino de madame Cabanel.
The Fate of Madame Cabanel, Eliza Lynn Linton (1822-1898)
Ni el progreso ni la ciencia habían llegado aún a la pequeña aldea de Pieuvrot, en la Bretaña francesa. Sus hombres y mujeres eran seres ingenuos, ignorantes y supersticiosos, y las comodidades y los avances de la técnica eran algo desconocido para ellos.
Durante la semana se dedicaban a trabajar una tierra ingrata que apenas les daba para vivir, y los domingos y fiestas de guardar iban a misa a la pequeña capilla excavada en la roca, donde aceptaban como norma de fe las palabras del cura y lo que éste callaba. En lo desconocido reconocían no la grandeza, sino la presencia del Mal.
El único vínculo entre ellos y el resto del mundo era Monsieur Jules Cabanel, terrateniente por excelencia del pueblo, al tiempo que alcalde y juez de paz. Todos los cargos públicos en uno.
Éste iba a menudo a París y regresaba con un manojo de noticias, que provocaban la envidia, la admiración o el miedo de su auditorio, dependiendo del grado de inteligencia de quien le escuchara. Monsieur Jules Cabanel no era un hombre atractivo, pero todos le tenían por buena persona. Bajito, rechoncho, con el pelo y la barba cortados a cepillo, algo obeso y aficionado a la buena vida. Habría necesitado un par de virtudes para compensar la falta evidente de atractivo personal. No era malo; sólo una persona normal y corriente.
Cumplidos ya los cincuenta, seguía soltero. Hasta el momento había conseguido escapar a las propuestas de las arpías del pueblo y mantener intactas su soltería y su independencia. Pero quizá fuera su ama de llaves, Adèle, la culpable de que él siguiera solo. Eso era al menos lo que comentaban las malas lenguas en la Veuve Prieur’s. Era una mujer un tanto orgullosa y reservada, a quien no le gustaba que se metieran en su vida. Y, aunque la gente comentaba, ella y su señor permanecían al margen de los rumores.
De repente, y de un día para otro, Jules Cabanel, tras pasar más tiempo del habitual en París, se presentó casado y con su mujer. Adèle se encontró con que tenía sólo veinticuatro horas para prepararlo todo, tarea que no dejaba de ser un tanto complicada, pero se puso a ello con su habitual determinación; arregló las habitaciones como pensaba que le gustaría a su señor e incluso añadió un toque especial, un centro de flores para la mesa del salón.
–Extrañas flores para una novia –se dijo para sí la pequeña Jeannette, una chiquilla que venía de vez en cuando a ayudar en las tareas de la casa, al ver los heliotropos (a los que llaman la flor de las viudas de Francia), las amapolas rojas, el ramo de belladona y el de acónitos.
No le parecían flores para unos recién casados. Sin embargo, las flores se quedaron donde las había colocado Adèle. Al verlas, Monsieur Cabanel ordenó que las apartaran de su vista con una clara expresión de asco, mientras su mujer, que parecía no enterarse de nada, sonreía con ese gesto de desaprobación que tiene el que asiste a una situación que le supera.
Madame Cabanel era inglesa y, por lo tanto, extranjera; joven, bonita y dulce como un ángel.
“La belleza del diablo”, decían los pieuvrotinos con una sonrisa burlona y no sin cierto estremecimiento. Y es que ellos, aquella tez oscura, su aspecto desnutrido y macilento, no podían entender las formas redondeadas, la esbelta silueta y el buen color de la mujer inglesa. Aquella belleza les parecía más propia del diablo que un don de Dios. El rechazo con el que la trataron desde el principio se fue enconando al ver que, aunque la joven asistía a misa con una puntualidad digna de elogio, no se sabía las oraciones y se persignaba al revés. ¡La mismísima belleza del diablo, no cabía duda!
–¡Puf! –dijo Martin Briolic, el viejo sepulturero del pequeño cementerio–. Con esos labios rojos, esas mejillas sonrosadas y esos hombros rellenitos, me recuerda a una vampira. Parece como si bebiera sangre.
Éstas fueron las palabras que pronunció una tarde en la Veuve Prieur’s, y las dijo sin el menor atisbo de duda. No hay que olvidar, por cierto, que Martin Briolic era tenido por el hombre más sabio del pueblo, a quien no superaba ni el mismísimo señor cura, que era sabio a su manera, ni el propio Monsieur Cabanel. Lo sabía todo acerca del tiempo y las estrellas, todo sobre las hierbas silvestres que crecían en la llanura y los animales que se alimentaban de ellas. Además, era adivino, pues con un simple palito era capaz de encontrar manantiales de agua escondidos en lo profundo de la tierra; si querías saber dónde estaba estaban escondidos los regalos de Nochebuena, bastaban con que te atrevieras a entrar cuando él te dijera por la grieta de la montaña y que salieras antes de que fuera demasiado tarde. Había visto bailar a las hadas a la luz de la luna, y a los duendecillos, los infins, saltar de acá para allá en los confines del bosque. En más de una ocasión había dicho que entre los hombres despiadados de La Créche-en-bois, el pueblo rival, había un fantasma, y nadie lo había puesto en duda. Tenía además, otros poderes, más místicos. Por tanto, lo que dijo aquella tarde debía de tener algún fundamento.
Fanny Campbell, o como se le conocía ahora, Madame Cabanel, siempre había pasado desapercibida en Inglaterra y en todos los lugares por lo que había pasado, salvo en aquel pueblo medio muerto, ignorante y chismoso de Pieuvrot. Su pasado no escondía ningún secreto, y la suya era una historia normal y corriente. Se había quedado huérfana y se había hecho ama de llaves; era muy joven y muy pobre cuando los señores de la casa se enfadaron con ella y la dejaron en París sin trabajo, sola y sin apenas dinero. Poco después se casó con Jules Cabanel, quizá lo mejor que podía haber hecho.
Nadie antes la había amado, y en aquel momento de miseria y desdicha, se enamoró del primer hombre que fue amable con ella, aunque su pretendiente más parecía su padre que su marido. Lo que tenía claro es que iba a dar aquel importante paso con alegría, sin sentirse mártir ni víctima de las circunstancias.
Pero nadie le había dicho nada de Adèle, la hermosa ama de llaves, ni del pequeño sobrino de ésta, a quien el señor había permitido quedarse a vivir en la Maison Cabanel y había dispuesto que aprendiera de mano del sacerdote. Quizá si lo hubiera sabido, se lo habría pensado dos veces antes de compartir el mismo techo con una mujer que había puesto acónitos, heliotropos y flores venenosas en su ramo de novia.
Si alguien tuviera que elegir un rasgo que definiera la personalidad de Madame Cabanel, éste sería sin duda alguna la dulzura. Una dulzura que se adivinaba en los rasgos redondeados, suaves y un tanto indolentes de su rostro, en el azul tenue de sus ojos, en aquella sonrisa apacible que irritaba a los franceses, de carácter más petulante, y sobre todo a Adèle. El ama de llaves solía decir con total desprecio que no había nada que enfadara ni que ofendiera a su señora, y no ahorraba esfuerzos en hacerle ver lo que sentía hacia ella. Por su parte, Madame Cabanel aceptaba los desmanes y los continuos desplantes de Adèle con toda la amabilidad del mundo; es más, en todo momento se mostraba agradecida de que Adèle se hubiera hecho cargo de todo lo relativo de la casa.
La falta de responsabilidad y el poder disfrutar de una vida tan distinta a los años que había pasado de apuros económicos y continuas preocupaciones hicieron que Madame Cabanel pareciera ahora mucho más hermosa. Los labios cada más rojos, las mejillas más sonrosadas y los hombros más rellenitos que nunca. Pero mientras ella ganaba en belleza, el resto del pueblo enfermaba; ni los más ancianos recordaban un año peor ni con tantas muertes. El señor tampoco se encontraba bien, y el pequeño Adolphe estaba gravemente enfermo.
Que la gente enferme no es raro en los pueblos insalubres de Francia e Inglaterra, como tampoco lo es el que los niños franceses estén siempre enfermos.
Sin embargo, Adèle pensaba que todo aquello se salía de lo normal y, en contra de su actitud siempre remisa a hacer el más mínimo comentario sobre lo que ocurría, empezó a hablar con todo aquel con el que se encontraba de la extraña debilidad que se había abatido sobre Pieuvrot y la Maison Cabanel, de lo raro que parecía aquello y lo desesperada que estaba al no saber qué le pasaba a su sobrinito ni qué podía darle para que se pusiera mejor. Todo aquello era muy extraño, solía decir, y las cosas en Pieuvrot iban de mal en peor.
Jeannette la había visto mirar a la dama inglesa, había descubierto su mirada terrible cuando, tras ver lo saludable y hermosa que estaba la extranjera, se volvía hacia el niño, cada vez más delgado, pálido y macilento. Una mirada que hacía estremecerse de pánico.
Una noche, como si ya no pudiera soportar durante más tiempo aquella situación, Adèle fue a casa del viejo Martin Briolic paa preguntarle qué ocurra y qué podía hacer.
No se precipite, espere un instante, Madame Adèle –le dijo Martin, mientras barajaba sus grasientas cartas del Tarot y hacía tríos sobre la mesa–. Es más complicado de lo que parece. Nosotros sólo niño que se ha puesto enfermo. Y puede que sea así, pero también puede que sea obra de alguien. Dios envía la enfermedad sobre nosotros, y yo estoy contento. Vivo de ello. Pero al pequeño Adolphe no le ha tocado el Dios de la bondad. Yo veo la mano de una mujer malvada en todo esto. ¡Maldita sea!
Martin volvió a barajar las cartas y las dejó a un lado, como distraído. Le temblaban las manos y pronunciaba palabras que Adèle no conseguía entender.
–¡San José y todo los santos, protegednos! –gritaba–. La extranjera, la mujer inglesa… a la que llaman Madame Cabanel… ¡No, ése no es su verdadero nombre! ¡Dios mío!
–¡Tranquilo, padre Martin! ¿Qué es lo que quiere decir? –gritó Adèle, mientras le cogía por el brazo.
Había algo salvaje en la mirada de aquella mujer; las aletas de la nariz se le dilataban al hablar, y sus labios, delgados y sinuosos, se contraían por encima de unos dientes cuadrados y pequeños.
–Explíqueme qué es lo que quiere decir, padre.
–Brujería –susurró en voz baja el padre Martin.
–¡Me lo imaginaba! –gritó Adèle–. ¡Lo sabía! ¡Ay, mi pequeño Adolphe! ¡Maldito sea el día en que mi señor trajo a casa a ese diablo disfrazado de mujer!
–Esos labios rojos no pueden ser naturales, Madame Adèle –gritó Martin sin dejar de asentir con la cabeza–. ¡Mírelos…! ¡Es sangre lo que les hace brillar! Lo dije desde el primer día en que la vi, y las cartas también lo dijeron. La misma tarde que el señor la trajo a casa las cartas dijeron sangre y la mala mujer, y yo pensé: “Bien, Martin, vas por buen camino, vas por buen camino, chaval”. Y, Madame Adèle, estaba en lo cierto. ¡Brujería! Justo lo que dicen las cartas, Madame Adèle. Una vampira. No la pierda de vista. Comprobará que las cartas decían la verdad.
–Pero, ¿cuándo podremos verlo? –le preguntó Adèle? –repitió como si pensara cada una de las palabras que estaba diciendo–. ¿Conoce el viejo pozo que hay en el bosque, de donde entran y salen los duendes y donde las hadas retuercen el cuello de aquellos con quienes se encuentran en la oscuridad de la noche? Quizá las hadas acaben con la mujer inglesa de Monsieur Cabanle. ¡Quién sabe!
–Sí, quizá –dijo Adèle un tanto desanimada.
–¡Ánimo, valiente! –dijo Martin–. Seguro que nos ayudan.
El único lugar de Pieuvrot realmente bonito era el cementerio. Además de un bosque que invitaba a la melancolía, había una enorme explanada por la que se podían dar eternos paseos en los largos días de verano. Éste era el único sitio donde una mujer joven podía sentirse a gusto pues, el resto, pequeñas parcelas cultivadas que los campesinos habían arrebatado a la propia tierra yerma y de las que sacaban míseras cosechas, no presentaba el menor atractivo. Era por esto por lo que Madama Cabanel, aburrida de no hacer nada y acostumbrada, como buena inglesa, a los paseos al aire libre, encontraba el pequeño cementerio un buen lugar de distracción. En realidad, no significaba nada para ella; no conocía a ninguno de los difuntos que dormían el sueño los justos en sus estrechos ataúdes ni sentía nada por ellos. Le encantaban los arriates de flores y las guirnaldas de siemprevivas, y cosas así. No quedaba demasiado lejos de su casa, y la vista que se tenía desde allí del oscuro bosque con las montañas detrás era realmente deliciosa.
Los pieuvrotinos no entendían nada. Les resultaba incomprensible que alguien que estuviera en sus cabales se dedicara a ir un día sí y otro también al cementerio, y no sólo el día del entierro; que en vez de llevar flores a un ser querido, se dedicara a pasear entre las tumbas y se sentara allí, cuando estaba cansada, a contemplar la explanada y las montañas, que se erguían por detrás.
–Pasea entre las tumbas como si fuera una… –empezó a decir un Lesouëf y, a continuación se calló para buscar la palabra adecuada.
Esta conversación tenía lugar en la Veuve Prieur’s, donde se reunían por la noche los del pueblo para comentar los pequeños acontecimientos del día, y donde, desde que ella llegara, hacía ahora tres meses, el tema principal de conversación era Madame Cabanel, sus modales, que no se supiera las oraciones del misal y su forma de comportarse, siempre tan misteriosa. Y unos a otros se preguntaban cómo podía soportar aquello Madame Adèle, qué sería del pequeño Adolphe cuando naciera el heredero… Algunos aseguraban que el señor debía tenerlos bien puestos para tener a dos fieras como aquellas bajo el mismo tejado. ¿Y qué pasaría al final? Nada bueno, seguro.
–¿Pasea entre las tumbas como si fuera un qué? Dime Jean Lesouëf –le preguntó Martin Briolic. Y tras eso, se levantó y, en voz baja, pero clara, fue él quien respondió: –Yo te voy a decir cómo, Lesouëf. ¡Como una vampira! Madame Cabanel, con sus labios rojos y sus mejillas rojas, mientras el pequeño sobrino de Adèle se muerte delante de sus propios ojos. Madame Cabanel, con sus labios rojos y sus mejillas rojas, se sienta durante horas entre las tumbas. ¿Lo entendéis ahora, amigos míos? Para mí está más claro que el agua.
–Usted ha dicho las palabras, padre Martin. ¡Como una vampira! –repitió Lesouëf mientras se estremecía.
–¡Como una vampira! –gritaron todos a un tiempo.
–Yo he sido el primero en llamarla vampira –dijo Martin Briolic–. Acordaos que yo fui el primero en decirlo.
–¡Claro! Ha sido usted quien lo ha dicho –respondieron–, y tiene razón.
El rechazo con el que se había encontrado la joven inglesa desde que llegó a Pieuvrot se hizo mucha más patente a partir de ese momento. La semilla que Martin y Adèle se habían empeñado tan diligentemente en sembrar por fin había echado raíces. Los pieuvrotinos estaban dispuestos a acusar de ateísmo e inmoralidad a todo aquel que no aceptara su decisión, a quienes dijeran que la hermosa Madame Cabanel no era más que una joven hermosa y sana, y que nada tenía que ver con vampiros que se dedicaran a chupar la sangre de un niño o a vivir entre las tumbas para conseguir nuevas víctimas.
El pequeño Adolphe estaba cada vez más pálido y delgado. El terrible sol de verano caía sobre la gente del pueblo, que se refugiaba en sus sucisas chozas de adobe rodeadas por marismas.
La salud de Monsieur Jules Cabanel seguía el mismo camino que la del resto. El médico, que vivía en Créche-en-boix, movió la cabeza al ver la situación y dijo que era grave. Cuando Adèle le insistía una y otra vez que le contara lo que les ocurría al niño y a su señor, el doctor evitaba responder o le decía alguna palabra extraña que ella ni entendía ni era capaz de repetir. Y la verdad es que el médico era una persona bastante desconfiada y recelosa, un visionario al que le gustaba plantear teorías para después demostrar que eran ciertas. Y, así, pensaba que Fanny había comentado en secreto a su marido y al niño, y aunque en ningún momento le había podido darle ninguna respuesta definitiva que la tranquilizara.
Por su parte, Monsieur Cabanel era un hombre despreocupado y crédulo; una persona a la que le gustaba vivir tranquilamente y a la que no le preocupaba demasiado hacer daño a los demás; era egoísta, pero no cruel. Buscaba siempre su propio bien. Además, amaba a su mujer como jamás había amado a ninguna otra. Sobrio y normal como él era, la amaba con toda la pasión y la fuerza que su carácter le permitía; y si no era muy apasionado, su amor sí era sincero. Pero la sinceridad de aquel amor fue puesta a prueba cuando, el doctor unas veces y Adèle otras, le insinuaban que tuviera cuidado con las influencias malignas, con lo que comía, bebía, y cómo y quién se lo preparaba. Adèle, además, le soltaba indirectas sobre la perfidia de las mujeres inglesas y lo mucho que el mal tenía que ver con las mujeres hermosas. Si continuaba amando a su joven esposa, aquel veneno acabaría por causar efecto, un efecto que sólo se había visto frenado por su constancia y fidelidad.
Una tarde, Adèle, desesperada, se arrodilló a sus pies (la señora había salido a dar su paseo habitual) y dijo entre gritos:
–¿Por qué me dejaste por ella? Yo, que siempre te he amado, que siempre te he sido fiel. Mírala: camina entre las tumbas, le chupa la sangre a nuestro hijo… El diablo la hizo bella, pero no te ama.
De repente, él sintió como si le sacudiera una descarga eléctrica.
–¡Qué locura he cometido! –dijo, mientras apoyaba la cabeza en el regazo de Adèle y se echaba a llorar.
A Adèle el corazón le dio un vuelco. ¿Volvería a ser ella la señora? ¿Conseguiría deshacerse de su rival?
Y desde aquella misma tarde Monsieur Cabanel se comportó de forma muy distinta y con su joven esposa. Sin embargo, ella era demasiado confiada como para darse cuenta de lo que ocurría y, si en algún momento pensaba que algo raro pasaba, el amor que sentía por su marido era tan frágil (más que amor podríamos llamarlo simpatía) que no llegaba a preocuparla, y aceptaba la frialdad y brusquedad con que la trataba su esposo con el mismo buen talante con el que aceptaba todo. Seguro que lo mejor hubiera sido que, entre gritos, se hubiera peleado con Monsieur Cabanle. Así, al menos, habrían llegado a entenderse. A los franceses les encanta el jaleo que se arma alrededor de una pelea y una buena reconciliación.
Como buena persona que era, Madame Cabanel se acercaba una y otra vez al pueblo a ayudar a los enfermos. Pero ni uno de ellos, ni siquiera el más pobre (al contrario, el más pobre, el último) la recibían con buenas maneras ni aceptaban su ayuda. Si hacía el más mínimo intento por tocar a uno de los niños que se estaban muriendo, la madre, horrorizada, lo apartaba en seguida de su vista; si trataba de hablar con una de las personas mayores, también enferma, siempre había unos ojos tristes que la miraban aterrorizados y una voz que, cansada, murmuraba ciertas palabras en un dialecto que ella desconocía. Pero siempre a sus espaldas resonaba la misma palabra: ¡Brujería!
–¡Cómo odian a los ingleses! –solía pensar en el camino de vuelta.
Y quizá aquello la entristeciera un poco, pero era demasiado tranquila como para permitir que le perturbara o desanimara.
En casa ocurría lo mismo. Si quería hacerle la más mínima caricia al niño, Adèle se lo impedía enfurecida. Una vez, se lo quitó de los brazos entre gritos:
–Bruja. ¿Cómo te atreves delante de mis propios ojos?
Y en otra ocasión, preocupada por el estado de su marido, sugirió hacerle una taza de caldo a la inglesa; el médico la miró como si fuera a atravesarla con la mirada. A Adèle se le cayó una cacerola que tenía en la mano y le dijo con insolencia, aunque con lágrimas en los ojos:
–¿No tiene ya bastante, madame? Si no está contenta todavía, máteme a mí.
Pero Fanni no dijo nada. Aquel médico había sido un grosero mirándola de aquella forma y Adele estaba muy enfadada.
¡Qué mal carácter tenía aquella mujer! ¡Qué distinta a las amas de llaves inglesas!
Cuando Monsieur Cabanel se enteró de lo ocurrido, llamó a Fanny y le dijo con más dulzura con la que solía dirigirse a ella en los últimos tiempos:
–Tú no quieres hacerme daño, ¿verdad, mi mujercita? Me han dicho que te has portado muy mal.
–¿Mal? ¿Qué es lo que he hecho mal? –le preguntó Fanny con los ojos azules muy abiertos–. ¿Qué mal podría yo causar a mi mejor y único amigo?
–¿Acaso soy yo ese amigo, tu amor, tu esposo? ¿Me quieres? –dijo Monsieur Cabanel.
–Amado Jules, ¿a quién podría querer, si no? –respondió mientras le besaba.
Y él exclamó:
–“Dios te bendiga”.
Al día siguiente, Monsieur Cabanel tuvo que salir por un asunto de negocios. Dijo que estaría fuera un par de días, pero que intentaría volver lo antes posible. Y su mujer se quedó allí, sola, acechada por sus enemigos y sin su presencia, la única protección con que contaba.
Adèle no estaba en casa. Era una de esas calurosas noches de verano, y el pequeño Adolphe tenía mucha fiebre y estaba inquieto. A medida que fue avanzando la noche, se fue poniendo pero y, aunque Jeannette, la niñera, tenía órdenes estrictas de no dejar que la señora lo cogiera, la chiquilla se asustó al ver el estado del niño. Por ello, cuando Madame Cabanel le ofreció ayuda, Jeannette se sintió aliviada ante tan tremenda responsabilidad y permitió que cogiera al pequeño entre sus brazos.
Sentó al niño en su regazo, lo arrulló y le cantó una nana. A Madame Cabanel le pareció que aquello apaciguaba su dolor y que se quedaba medio dormido. Pero la crisis hizo que el niño se mordiera sin querer la lengua y el labio, y que le comenzara a salir sangre de la boca. Era un niño guapo, y la enfermedad y la fiebre acentuaban su belleza. Fanny se inclinó sobre él y le dijo un besito en la cara. La sangre que cubría los labios del pequeño machó los de ella.
Mientras ella permanecía así, inclinada sobre el niño y con esa ternura que anunciaba su propia maternidad, entraron en la habitación Adèle, el viejo Martin y otra gente del pueblo.
–¡Mírenla! –gritó Adèle mientras cogía a Fanny por el brazo y la obligaba a levantar la cabeza–. ¡Miren lo que está haciendo! Amigos, miren a mi niño. Ha muerto, ha muerto entre sus brazos. Y miren su sangre en los labios de ella. ¿Acaso necesitan más pruebas? Ella es una vampira. ¿Pueden negar lo que ven?
–¡No, no! –vociferaron los del pueblo entre gritos–. Es una vampira, una criatura maldita. ¡Con ella al pozo! Debe morir como ella ha hecho morir a los demás.
–¡Matémosla como ha matado a mi pequeño! –dijo Adèle.
Y todos los que habían perdido a un familiar o a un hijo durante la epidemia repitieron sus palabras.
–¡Matémosla como ha matado a los míos!
–¿Qué significa todo esto? –exclamó Madame Cabanel mientras se ponía en pie y se encaraba con todos ellos con valentía propia de una mujer inglesa–. ¿Qué os he hecho yo para que os presentéis así en mi casa cuando no está mi marido y os comportéis como bestias?
–¿Qué nos ha hecho? –gritó el viejo Martin, y se acercó a ella–. ¡Eres una bruja y has hechizado al bueno de nuestro amo! ¡Eres una vampira y te has alimentado de nuestra sangre! ¿Acaso no es esto una prueba de ello? ¡Mírate, maldita bruja! ¡Mira a tu víctima, tú lo has matado!
Fanny se rió con desprecio.
–Creo que no voy a hacer caso a toda esta locura. ¿Sois personas adultas o niños?
–Somos hombres hechos y derechos –le contestó Legros el molinero–. Y como hombres, nuestro deber es proteger a los nuestros. No estábamos seguros. Pero, ¿quién tenías más motivos que yo para estar aquí, que he perdido a tres de mis hijos? Ahora estamos convencidos.
–¡Yo lo único que he hecho es cuidar a un niño enfermo e intentar calmar su aflicción! –dijo Madame Cabanel muy alterada.
–¡Basta ya! –gritó Adèle, y la tiro del brazo que no había soltado desde el principio–. ¡Al pozo con ella, si no queréis que mueran vuestros hijos como ha muerto el mío… y los del bueno de Legros!
La gente se estremeció al escuchar aquellas palabras y lanzaron un grito desgarrador.
–¡Al pozo con ella! –gritaron–. ¡Que los demonios se encarguen de ella!
De repente, Adèle ató con una cuerda aquellos brazos pálidos cuya fuerza y belleza tanta veces hicieron enloquecer de celos. La joven lanzó un grito, y antes de que pudiera hacer nafa, Legros le había tapado ya la boca con su fuerte mano. Aunque ni éste ni ninguno de los presentes se había parado a pensar que no iban a matar a un monstruo, sino a una persona, parecía como si sus gritos les hubieran hecho perder la razón, unos gritos que resonaban tan humanos como el de la propia Madame Cabanel. En silencio y con un aire amenazador, aquel cortejo fúnebre inició el camino hacia el bosque con su presa aún viva. Andaban sin hablar entre ellos, como seres desvalidos entre los que hubiera un cadáver. A excepción hecha de Adèle y el viejo Martin, lo único que les movía a seguir adelante era el miedo. Ellos eran ejecutores, no víctimas, ejecutores de una ley que imaginaban más justa que la propia Constitución. Pero uno a uno fueron cayendo, hasta que sólo quedaron seis. Legros era uno de ellos, y Lesoüef, que había perdido a su única hija, era otro.
El pozo no estaba a más de un kilómetro de la Maison Cabanel, pero se encontraba en un paraje inhóspito y apartado adonde ni el hombre más valiente se hubiera atrevido a ir solo una vez caída la noche, ni siquiera en compañía del señor cura.
–Pero somos muchos –dijo el viejo Martin Briolic–. Media docena de hombretones, guiados por una mujer como Adèle, no tienen que tenerle miedo ni a duendes ni a las hadas blancas.
Tan deprisa como les permitía la carga que llevaban y en completo silencio, el cortejo avanzaba por entre el páramo; uno o dos portaban toscas antorchas, porque la noche era oscura y el camino también tenía sus peligros. Cada vez estaban más cerca de su fatal destino y cada vez se hacía mayor el peso de la víctima. Hacía mucho que ésta había dejado de moverse y, ahora, yacía como si estuviera muerta en los brazos de sus porteadores. Pero nadie hacía ningún comentario, ni sobre esto ni sobre ningún otro tema. No intercambiaron ni la más mínima palabra y, más de uno, incluso entre los que se habían quedado atrás, empezó a pensar si habían obrado bien y si no hubiera sido mejor haberlo dejado en manos de la justicia. Sólo Adèle y Martin continuaban con voluntad firme; Legros no tenía dudas, pero se sentía afligido ante el paso que se veía avocado a dar.
En cuanto Adèle, los celos por su rival, la angustia con madre y el miedo que provocaba su superstición, todo esto pesaba en ella de tal forma que no habría hecho nada por disminuir la pena de su víctima ni por intentar ver en ella a una simple mujer y no a un vampiro.
El camino se hacía cada vez más angosto, y la distancia que les separaba del lugar de la ejecución, cada más más corta. Por fin, llegaron al pozo al que iban a tirar al terrible monstruo, al vampiro (pobre e inocente Fanny Cabanel). Mientras la soltaban, la luz de las antorchas iluminó su rostro.
–¡Dios mío! –gritó Legros, y se quitó la gorra–. ¡Está muerta!
–Los vampiros nunca mueren –dijo Adèle–. Parece que está muerta, pero no lo está. Pregúntenle al padre Martin.
–Un vampiro no puede morir a no ser que el espíritu del maligno se lleve su alma o, antes de enterrar su cuerpo, se le clave una estaca –dijo Martin Briolic con tono sentencioso.
–No Me gusta nada esto –dijo Legros, y otros hicieron el mismo comentario.
Le quitaron la mordaza que le habían puesto. A la luz de las antorchas, vieron sus ojos azules entreabiertos, la palidez de la muerte en su rostro, y aquello devolvió a los hombres algo de su humanidad, como si un viento hubiera cruzado entre ellos.
De repente, oyeron el ruido de unos caballos que cruzaban a galope la llanura. Contadora dos, cuatro, hasta seis caballos. De ellos, ahora sólo quedaban cuatro hombres sin armas, más el padre Martin y Adèle. Pensaron en la venganza y el poder de los demonios del bosque, y el valor y la calma que habían mantenido hasta entonces se desvaneció. Legros corrió desesperado hacia la espesura del bosque, seguido por Lesouëf, y los otros dos hombres huyeron hacia la llanura. Los jinetes estaban cada vez más cerca. Adèle mantuvo la antorcha levantada sobre su cabeza; quería que la vieran a ella. Amenazante, y el cadáver de su víctima. No iba a esconderse; ella había hecho su parte del trabajo y estaba orgullosa.
Los jinetes se abalanzaron sobre ellos. Venían Jules Cabanel el primero, seguido por el médico y cuatro guardas forestales.
–¡Malditos asesinos! –fue todo lo que dijo Monsieur Cabanel mientras se tiraba del caballo y se acercaba el lívido rostro de su mujer hacia sus labios.
–Mi señor –dijo Adèle–, merecía morir. Ella es una vampira y ha matado a nuestro hijo.
–¡Estás loca! –gritó Jules Cabanle al tiempo que se apartaba de ella–. ¡Oh, mi amada esposa, tú, que jamás hiciste daño a hombre ni animal alguno, y ahora mueres en manos de estos, que son peores que las bestias!
–Ella estaba matándote –respondió Adèle–. Pregúntale, si no, al doctor. ¿Qué tenía señor, Monsieur?
–Yo no tengo nada que ver con esta infamia –dijo el médico levantando la vista de la joven–. Fuera lo que fuera lo que le pasara a tu señor, ella no debería estar aquí. Tú te has convertido en su juez y en su verdugo, Adèle, y tendrás que responder de todo ello ante la ley.
–Mi señor, ¿usted opina lo mismo? –le pregunto Adèle.
–Sí, opino igual –respondió Monsieur Cabanel–. Tendrás que responder ante la ley de la vida inocente con la que has acabado, tú y todos los locos y asesinos que se han unido a ti.
–¿Y nadie va a vengar la muerte de nuestro hijo?
–¿Acaso deseas vengarte de Dios, mujer? –sentenció con tono grave Monsieur Cabanel.
–¿Y todos los años que nos hemos amado, mi señor?
–Eso ya no es más que un recuerdo –dijo Monsieur Cabanel, y se volvió hacia su mujer muerta.
–Eso quiere decir que no me amas –grito Adèle–. ¡Ay, mi pequeño Adolphe, menos mal que no estás aquí!
–¡No lo haga, Madame Adèle! –grito Martin.
Pero antes de que pudiera sujetarla, Adèle pegó un chillido y se precipitó en el pozo donde había querido arrojar a Madame Cabanel. Los allí presentes oyeron cómo su cuerpo chocaba con el agua en un ruido sordo, como si cayera a gran distancia.
–No tenéis pruebas contra mí, Jean –dijo el viejo Martin al guarda que le sujetaba–. Yo ni la amordacé ni la traje hasta aquí. Sólo soy el sepulturero de Pieuvrot, pero creo que lo pasaríais bastante mal cuando murierais, si yo no estuviera. Pobres criaturas. Soy yo quien va a tener el honor de cavar la tumba de madame, eso no lo dudes. Y, Jean –le dijo entre susurros–, estos ricos podrán decir lo que quiera, pero ella es una vampira y hay que tapar bien su tumba. ¿Quién lo puede saber mejor que yo? Si no la sujetamos bien, se levantará y nos chupará la sangre. Los vampiros actúan así.
–¡Silencio! –ordenó el guarda! ¡Los asesinos, a prisión! Ya hemos hablado demasiado.
–¡A prisión con los mártires y los salvadores de la patria! –exclamó el viejo Martin–. ¡Así como agradecen lo que hemos hecho por ellos!
Con estas ideas vivió y murió en la prisión de Toulon; hasta el último momento no dejo de repetir el gran servicio que había hecho a la humanidad salvándola de un monstruo que no hubiera dejado a un solo hombre con vida en Pieuvrot para perpetuar la especie. Pero ni Legro ni tampoco Lesouëf, su camarada, estaban seguros de haber obrado bien aquella noche de verano en el bosque. Aunque siempre defendieron que no debían haberles condenado, porque nunca obraron de mala fe, con el tiempo empezaron a desconfiar de las palabras del viejo Martin Briolic y de su buen juicio, y a pesar que debían haber dejado que la justicia actuara por su cuenta. Ellos ya tenían bastante con moler la harina del pueblo, arreglar zuecos y llevar una vida tranquila siguiendo las enseñanzas del señor cura y atendiendo a sus mujeres.
Eliza Lynn Linton (1822-1898)
A Strange Kind of Love
A strange kind of love, A strange kind of feeling, Swims through your eyes
A Strange Kind Of Love
Peter Murphy
A strange kind of love
A strange kind of feeling
Swims through your eyes
And like the doors
To a wide vast dominion
They open to your prize
This is no terror ground
Or place for the rage
No broken hearts
White wash lies
Just a taste for the truth
Perfect taste choice and meaning
A look into your eyes
Blind to the gemstone alone
A smile from a frown circles round
Should he stay or should he go
Let him shout a rage so strong
A rage that knows no right or wrong
And take a little piece of you
There is no middle ground
Or that’s how it seems
For us to walk or to take
Instead we tumble down
Either side left or right
To love or to hate
Kyle MacLachlan: Fui una creación de David Lynch
Por Kyle MacLachlan
MacLachlan es actor y colaboró durante largo tiempo con David Lynch.
- 23 de enero de 2025

No, no siempre entendía lo que estábamos haciendo. A veces lo percibía y luego, como en una brisa, desaparecía. Otras veces parecía que él existía en un plano que yo quería alcanzar pero no podía articular del todo.
Pero, al final, me di cuenta de que eso no importaba.
Aunque mi amigo de toda la vida, colaborador y mentor David Lynch era tan elocuente como cualquiera que hubiera conocido —además de ser un escritor brillante—, no era necesariamente una persona de palabras.
Creo que le parecían insuficientes. Unidimensionales. No estaban a la altura.
Por eso nunca quiso explicar su trabajo. No intentaba ser hosco u obtuso. David nunca era así. Le encantaba conectar con la gente, encontrarse con ellos donde estaban, compartir tiempo o espacio o conciencia. Lo que pasaba era que explicar su arte a posteriori le parecía antitético con el objetivo mismo de crearlo.

Me senté a su lado en muchas entrevistas y paneles y pude ver cómo luchaba con las preguntas sobre el significado de las cosas. A menudo me sentía obligado a acudir en su ayuda y hablar en círculos durante un rato hasta que el interrogador seguía adelante.
David sabía que cualquier cosa que dijera inclinaría la balanza. Y quería que la gente experimentara su obra por sí misma y se llevara lo que deseara.
Si las palabras fueran suficientes, ¿por qué habría gastado el esfuerzo y el tiempo y los millones de dólares en hacer sus obras? ¿No habrían sido mucho más fáciles las palabras?
David no confiaba plenamente en las palabras porque inmovilizaban la idea. Eran un canal unidireccional que no tenía en cuenta al receptor. Y él era todo receptor.
Esta desconfianza hacia las palabras se convirtió en un reto singular en el plató porque el trabajo de un director consiste en comunicarse. Con los productores, los ejecutivos, los trabajadores especializados y, por supuesto, los actores.

David lo superó inventando su propia manera peculiar de hablar con los actores. Me pregunto si por eso le gustaba trabajar con los mismos: yo, Laura Dern, Jack Nance, Harry Dean Stanton, Naomi Watts. Entendíamos su lenguaje secreto.
Como David y yo teníamos un aspecto vagamente similar, infancias comparables y raíces en el noroeste estadounidense, creo que le resultaba natural canalizar las ideas a través de mí. A veces era como si yo fuera una creación de su mente.
No solo me refiero a que Jeffrey Beaumont o el agente especial Dale Cooper fueran creaciones de David Lynch. También me refiero a Kyle MacLachlan. Esta versión de mí no existe sin él.
En cuanto al lenguaje secreto, me daba indicaciones como “más viento” o “piensa en Elvis”. Otras veces, después de una toma, se ponía a mi lado y ambos mirábamos a lo lejos y, de alguna manera —no puedo explicarlo—, comulgábamos en ese espacio tranquilo. Yo lo comprendía. Sabía lo que quería, y él sabía que yo lo sabía.
¿Cómo las palabras podrían hacerle justicia a una experiencia así?
Por eso David no solo era un cineasta sino que también era pintor, músico, escultor y artista visual: se enfocaba en los medios sin lenguaje.

Cuando estás fuera del lenguaje, estás en el reino del sentimiento, del inconsciente, de las ondas. Ese era el mundo de David. Porque hay espacio para que otras personas —como los oyentes, el público, el otro extremo de la línea— aporten algo de sí mismas.
Para David, lo que pensabas también importaba.
Con sus actores, no quería dar instrucciones directas porque nos veía como artistas y sabía que el proceso de llegar a ese punto era parte integrante del arte. Con su público era igual. Te valoraba, como individuo único, para que hicieras con su obra lo que quisieras.
Le atraía el misterio porque lo entendía como una conversación: una colisión de diferencias, interpretaciones, perspectivas. No un mensaje enviado desde una fuente omnisciente.
Un misterio deja espacio para que entren otras personas. Es una comunicación bidireccional.
Cuando David era niño, su madre no lo dejaba usar libros para colorear porque pensaba que acabarían con su creatividad. Creo que esa es la historia del origen de David Lynch. Le dieron un mundo sin líneas y se puso a crear el suyo propio.
Uno de los grandes placeres de mi vida ha sido incluirme dentro de esas líneas.
Hace tiempo que me maravilla la confianza que David depositó en mí: desde mi primera prueba de pantalla en 1983, cuando me quedé paralizado al decir una línea directamente a la cámara. Hasta contratarme como protagonista de su siguiente película, Terciopelo azul, después de que Dune fracasara estrepitosamente. También creó una serie de televisión a mi alrededor —Twin Peaks— que se estrenó cuando yo tenía 31 años y no era especialmente conocido. En 2015, me llevó a una habitación secreta y sin ventanas para entregarme el guion de 500 páginas de Twin Peaks: The Return, en el que me pidió que interpretara tres papeles distintos, dos de los cuales estaban a años luz de mi especialidad.

En nuestro trabajo juntos, me encomendó que llevara esas cosas de su mente al mundo. Me encargó darles vida. Así que en la pantalla yo podía ser su avatar. Pero él también era el mío. Era la presencia flotante en mi hombro que me decía que podía hacerlo.
Estaba dispuesto a seguirlo a todas partes porque unirme a él en el viaje del descubrimiento, buscar y encontrar juntos, era el objetivo. Me adentré en lo desconocido porque sabía que David flotaba ahí afuera conmigo.
Es como le dice el agente Cooper al sheriff Truman en Twin Peaks: “No tengo ni idea de adónde nos llevará esto, pero tengo la certeza de que será un lugar a la vez maravilloso y extraño”.
Extrañaré a mi querido amigo. Ha hecho que mi mundo —todos nuestros mundos— sea maravilloso y extraño.
Kyle MacLachlan es actor. Protagonizó cinco proyectos realizados por David Lynch: Dune; Terciopelo azul; la serie de ABC Twin Peaks; su película precuela, Twin Peaks: fuego camina conmigo; y Twin Peaks: The Return de Showtime.
Wicked Game – Wild at heart

Wild at heart – Corazon Salvaje
David Lynch
1.991 estreno cines en España
The world was on fire and no one could save me but you
It’s strange what desire will make foolish people do
I never dreamed that I’d meet somebody like you
And I never dreamed that I’d lose somebody like you
No, I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
No, I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
With you (with you)
(This world is only gonna break your heart)
What a wicked game to play
To make me feel this way
What a wicked thing to do
To let me dream of you
What a wicked thing to say
You never felt this way
What a wicked thing to do
To make me dream of you
And I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
No, I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
With you
The world was on fire and no one could save me but you
It’s strange what desire will make foolish people do
I never dreamed that I’d love somebody like you
And I never dreamed that I’d lose somebody like you
No, I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
No, I don’t wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
With you (with you)
(This world is only gonna break your heart)
No, I (this world is only gonna break your heart)
(This world is only gonna break your heart)
Nobody loves no one
¿Somos más felices por creer en Papá Noel y los Reyes Magos?
«Nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos hecho durante los últimos doce meses y lo que nos proponemos hacer el próximo año.»
Empieza a despuntar el día, pero no es un día cualquiera. Los niños se revuelven inquietos en sus camas, con el estómago lleno de mariposas y el cerebro hirviendo de ilusión. Saben que hoy será el gran día, ese que llevan semanas esperando, impacientes. Se deshacen de las sábanas con una premura inusual y corren raudos y veloces al salón de casa. ¿Qué les habrá dejado Papá Noel durante la noche? ¿Sus sueños se habrán hecho realidad?
Como cada año por estas fechas, se acerca la Navidad, y con ella la ilusión y la magia para millones de personas en todo el mundo. Papá Noel, Santa Claus, los Reyes Magos de Oriente, el árbol de Navidad, el tió… Todas las culturas tienen seres mágicos que nos alegran las fiestas navideñas con su presencia y con sus regalos. Y que, al mismo tiempo, nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos hecho durante los últimos doce meses y lo que nos proponemos hacer el próximo año.
Los adultos sabemos que son seres mágicos, de la imaginación y de una ilusión compartida. Pero la mayor parte de los niños y niñas son tan reales como nosotros mismos.
Creer nos hace felices
Hace más de cuatro décadas, en 1978, un trabajo pionero realizado por investigadores de la facultad de Psicología de la Universidad de Texas en Austin, en los EEUU, reveló que las niñas y los niños que creen en la existencia de estos seres mágicos durante más tiempo terminan siendo, en promedio, adultos más felices. Tal como suena. Creer en seres mágicos durante la infancia favorece nuestra felicidad incluso cuando ya somos adultos.
Según sus investigaciones, realizadas con menores norteamericanos, el 85 % de las niñas y niños de 4 años creen sinceramente en la existencia de Papá Noel. Este porcentaje se reduce al 65 % a los seis años, y a solo el 25 % al alcanzar los ocho.
Pues bien, hasta esta edad de ocho años, cuanto más tiempo se cree en la existencia de la magia navideña, más probabilidad hay de que al alcanzar la edad adulta sean felices. ¿No es motivo suficiente para mantener estas tradiciones, las propias de cada cultura?
Sin duda es suficiente, pero en ciencia es necesario buscar explicaciones a todos los experimentos que se hacen. Así que, ¿por qué sucede esto? Ya en este trabajo de 1978 y en un par de estudios posteriores realizados por el mismo equipo de investigación se demostró algo crucial: creer en estos seres mágicos durante la primera infancia no implica en ningún caso que al alcanzar la adultez estos niños y niñas vayan a ser supersticiosos, algo que sin duda puede preocupar a algunas familias. La preadolescencia se encarga de ponerlo todo en su sitio, de que aprendan a distinguir entre fantasía y realidad.
Reflexión y planificación
Tampoco es cierto, como se ha dicho en más de una ocasión, que engañarles haciéndoles creer que estos seres mágicos son reales les vaya a producir algún trauma cuando descubran la verdad. Es más, es precisamente aquí donde empiezan las ventajas de creer en la magia durante la infancia. Porque el simple hecho de razonar por sí mismos que no pueden ser reales, normalmente entre los seis y ocho años, estimula zonas de su cerebro que les van a resultar cruciales durante la adultez.
Nos referimos a áreas de la denominada corteza prefrontal implicadas, precisamente, en la capacidad de reflexión. Unas áreas que también se estimulan cuando les pedimos que piensen en lo que han hecho durante los últimos meses y que se hagan buenos propósitos para el próximo año. Reflexión y planificación son dos capacidades cognitivas importantes durante la vida adulta. Pero hay más, mucho más.
La ilusión de esperar a que llegue el gran día pude llegar a ser abrumadora para los niños y las niñas. Pero saben que deben esperar, lo que obliga a sus cerebros en desarrollo a gestionar su impaciencia y sus emociones, desbordadas. La capacidad de regular las emociones y de demorar las recompensas también se gestiona desde la corteza prefrontal.
De hecho, se trata de unas capacidades cognitivas cruciales durante la adultez que, en otros muchos trabajos, se han relacionado precisamente con la sensación de bienestar. Las personas adultas con más capacidad para gestionar las emociones y de demorar las recompensas suelen manifestar sentirse más felices. Por este motivo, el entrenamiento de la paciencia durante la infancia favorece la felicidad en la edad adulta.

Las neuronas del espíritu navideño
Decíamos que en ciencia es necesario buscar explicaciones a los resultados de los experimentos, pero además en neurociencia es importante identificar con certeza qué redes neuronales están implicadas en cualquier aspecto cognitivo. Un trabajo publicado hace algunos años, en 2015, esta vez por investigadores de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, ha demostrado la existencia de lo que se ha venido en llamar “la red neuronal del espíritu navideño”.
Utilizando técnicas de rastreo cerebral, como la resonancia magnética funcional, que permite monitorizar en vivo y en directo la actividad de nuestro cerebro, han demostrado que la ilusión y la magia que rodea las fiestas navideñas activa de forma específica diversas áreas cerebrales. Especialmente el denominado lóbulo parietal, que se sabe que está implicado en la integración e interpretación de los sentidos y en la espiritualidad. Ambos aspectos merecen una explicación.
Recibimos informaciones de nuestro entorno constantemente, a través de los órganos de los sentidos. Cada sentido le transmite a nuestro cerebro un tipo diferente de información (visual, auditiva, táctil, olfativa, etcétera). Las redes neuronales del lóbulo parietal se encargan de integrarlos todos para que, al final, la percepción que tengamos de la realidad sea única, no fragmentada.
Pues bien, se ha visto que esta integración, cuando se produce de manera efectiva y eficiente, incrementa la confianza en uno mismo y en el entorno, lo que se traduce en una mayor sensación de bienestar. De nuevo, su ejercitación durante la infancia mejora el bienestar al alcanzar la edad adulta.
Con respecto a la espiritualidad, no es sinónimo de religiosidad ni implica ningún tipo de credulidad irreflexiva. En el contexto de la neurociencia cognitiva se define como la sensación de pertenencia a un todo más amplio, y se relaciona con la sociabilidad y la empatía. Y ambas (sociabilidad y empatía) nos permiten inferir mejor los estados emocionales de los demás, además de incrementar la percepción subjetiva de bienestar.
Con todo lo expuesto, sobran motivos para disfrutar de la magia y la ilusión navideña. Contagiémosla a las niñas y los niños y dejemos que disfruten tanto tiempo como sea posible del hecho de ser precisamente esto, niños y niñas. No les hagamos crecer antes de tiempo. Que descubran por sí mismos la realidad que se esconde tras estos seres mágicos. De adultos serán, muy probablemente, más felices.
Sombrero Galaxy dazzles in new Webb image

The NASA/ESA/CSA James Webb Space Telescope recently imaged the Sombrero galaxy with its MIRI (Mid-InfraRed Instrument), resolving the clumpy nature of the dust along the galaxy’s outer ring.
In a new image from NASA’s James Webb Space Telescope, a galaxy named for its resemblance to a broad-brimmed Mexican hat appears more like an archery target.
In Webb’s mid-infrared view of the Sombrero galaxy, also known as Messier 104 (M104), the signature, glowing core seen in visible-light images does not shine, and instead a smooth inner disk is revealed. The sharp resolution of Webb’s MIRI (Mid-Infrared Instrument) also brings into focus details of the galaxy’s outer ring, providing insights into how the dust, an essential building block for astronomical objects in the universe, is distributed. The galaxy’s outer ring, which appeared smooth like a blanket in imaging from NASA’s retired Spitzer Space Telescope, shows intricate clumps in the infrared for the first time.
Researchers say the clumpy nature of the dust, where MIRI detects carbon-containing molecules called polycyclic aromatic hydrocarbons, can indicate the presence of young star-forming regions. However, unlike some galaxies studied with Webb, including Messier 82, where 10 times as many stars are born than the Milky Way galaxy, the Sombrero galaxy is not a particular hotbed of star formation. The rings of the Sombrero galaxy produce less than one solar mass of stars per year, in comparison to the Milky Way’s roughly two solar masses a year.
Even the supermassive black hole, also known as an active galactic nucleus, at the center of the Sombrero galaxy is rather docile, even at a hefty 9-billion-solar masses. It’s classified as a low luminosity active galactic nucleus, slowly snacking on infalling material from the galaxy, while sending off a bright, relatively small, jet.
Also within the Sombrero galaxy dwell some 2,000 globular clusters, collections of hundreds of thousands of old stars held together by gravity. This type of system serves as a pseudo laboratory for astronomers to study stars — thousands of stars within one system with the same age, but varying masses and other properties is an intriguing opportunity for comparison studies.
In the MIRI image, galaxies of varying shapes and colors litter the background of space. The different colors of these background galaxies can tell astronomers about their properties, including how far away they are.
The Sombrero galaxy is around 30 million light-years from Earth in the constellation Virgo.
A Bright Future Ahead
Stunning images like this, and an array of discoveries in the study of exoplanets, galaxies through time, star formation, and our own solar system, are still just the beginning. Recently, scientists from all over the world applied for observation time with Webb during its fourth year of science operations, which begins in July 2025.
General Observer time with Webb is more competitive than ever. A record-breaking 2,377 proposals were submitted by the Oct. 15, 2024 deadline, requesting about 78,000 hours of observation time. This is an oversubscription rate, the ratio defining the observation hours requested versus the actual time available in one year of Webb’s operations, of around 9 to 1.
The proposals cover a wide array of science topics, with distant galaxies being among the most requested observation time, followed by exoplanet atmospheres, stars and stellar populations, then exoplanet systems.
The Space Telescope Science Institute manages the proposal and program selection process for NASA. The submissions will now be evaluated by a Telescope Allocation Committee, a group of hundreds of members of the worldwide astronomical community, on a dual-anonymous basis, with selections announced in March 2025.
While time on Webb is limited, data from all of Webb’s programs is publicly archived, immediately after it’s taken, or after a time of exclusive access, in the Mikulski Archive for Space Telescopes (MAST) so it can be used by anyone in the world.
The James Webb Space Telescope is the world’s premier space science observatory. Webb is solving mysteries in our solar system, looking beyond to distant worlds around other stars, and probing the mysterious structures and origins of our universe and our place in it. Webb is an international program led by NASA with its partners, ESA (European Space Agency) and CSA (Canadian Space Agency).
The mid-infrared light highlights the gas and dust that are a feature of the star formation taking place among the Sombrero galaxy’s outer disc. The rings of the Sombrero galaxy produce less than one solar mass of stars per year, in comparison to the Milky Way’s roughly two solar masses a year. It’s not a particular hotbed of star formation.
The Sombrero galaxy is around 30 million light-years from Earth in the constellation Virgo.Credit:
NASA, ESA, CSA, STScI, N. Bartmann (ESA/Webb)
Music: Noizefield – Expect the Unexpected
El Jardín de las Delicias.
El Bosco
S’Hertogenbosch (Países Bajos), 1516
1490 – 1500. Grisalla, Óleo sobre tabla de madera de roble.
En el tríptico abierto, de brillantes colores que contrastan con la grisalla, el pintor incluyó tres escenas que tienen como único denominador común el pecado, que se inicia en el Paraíso del panel izquierdo, con Adán y Eva, y recibe su castigo en el Infierno del panel derecho. El panel central muestra un Paraíso engañoso a los sentidos, un falso Paraíso entregado al pecado de la lujuria. Contribuye también a ese engaño el hecho de que esta tabla central parezca una continuación de la del Paraíso terrenal, al utilizar el pintor un paisaje unificado, al que dota de una línea de horizonte muy elevada que favorece el amplio desarrollo de la composición, distribuida en tres planos superpuestos, tanto en estas dos tablas del Paraíso y el Jardín como en la del Infierno.
Para su análisis recomendamos lupa en mano ya que podremos dividir esta tabla, literalmente, en varias partes.

Tabla cerrada: El inicio de los tiempos
Tal vez el mayor descubrimiento alrededor de esta pieza es la representación que encontramos mientras está cerrada, es decir, en la parte externa de las tablas laterales. Allí se desarrolla la separación de las luces de las tinieblas y del agua de la tierra. Hágase aquí, especial reparo en la idea de un planeta tierra como algo que sigue concibiéndose plano, pero que a la vez, se encierra en una gran burbuja. La tierra como esfera comienza a percibirse. En la esquina superior de la tabla izquierda, aparece un Diosito muy pequeño orquestando estos primeros y agotadores tres días de creación. Lo acompaña la leyenda: Ipse dixit et facta sunt /Ipse mandavit et creata sunt
(Porque él dijo, y fue hecho / Él mandó, y existió).
Al abrir el tríptico, nos sumergimos en un fantástico mundo del revés lleno de color y personajes desnudos. Veamos qué es lo que está pasando aquí.

Tabla izquierda: Presentación de Eva
Comenzamos la lectura de izquierda a derecha y el avance de la creación nos muestra el momento en el que Eva llega al mundo. Adán observa (sólo le faltan los pochoclos) mientras Dios hace su trabajo. Desde un pozo, una serie de animales fantásticos, híbridos y mutantes acompañan la escena. Hacia el centro podremos encontrar un búho y un pavo real, aves que correspondían entonces, a simbologías bien opuestas: castigo vs.salvación.
A la derecha, en lo que podríamos definir como la «evolución de las especies», los anfibios van llegando a tierra. Una roca que más que roca, simula un rostro de perfil (imaginen cuando Dalí reconoció su medio retrato en una obra de El Bosco!) funciona como monte Gólgota, lugar de enterramiento de Adán y crucifixión de Cristo. Encima ¿el árbol del fruto prohibido?
Pasitos hacia atrás una jirafa, un oso y un elefante. Hacia la izquierda, beben de los ríos unicornios. Todo muy normal en Boscolandia (?). Es posible que los llamados bestiarios medievales estén operando en gran parte de esta obra como fuente gráfica para estos animales de fábulas. Pero por otro lado, reconocer que la idea de un Paraíso hacia el siglo XV y geográficamente hablando, se ubicaba entre lo que hoy entendemos por Palestina e India.

Tabla central: La humanidad antes del diluvio
¿Cómo se vería una multitudinaria fiesta al aire libre en donde las únicas condiciones para el ingreso serían deshacerse de la ropa, de la ética y de la moral? Bueno, exactamente esto que vemos aquí. La gran pieza central del tríptico nos muestra cómo era la vida antes del Diluvio Universal. En esta tabla, como en la anterior, arquitecturas sin tiempo como fuentes de agua nos enseñan que el cauce de los ríos comienza a crecer por toda la escena.
Sin embargo la fiesta continúa: en el centro una gran pileta llena de mujeres deseadas se custodia por un desfile de caballeros que montan cualquier tipo de cuadrúpedo: lechones, camellos, unicornios y ratas gigantes entre una gran variedad. Y, aquí, tal vez, una buena clave para toda la obra: la creación de la mujer provoca en el hombre un desvío en su camino de fe. La belleza femenina despierta en el hombre instintos salvajes, llevándolo así hacia una vida de desenfreno y descontrol, plagada de conductas poco decorosas.
A medida que bajamos la mirada en esta sorprendente e infinita escena, nos topamos con pájaros (símbolo masculino) y frutos (símbolo femeninos) por doquier. Ambos hacen clara referencia al aspecto carnal del amor. A fin de cuentas, no queda demasiado claro si es que hay algo verdaderamente prohibido en esta gran fiesta.

Tabla derecha: El infierno musical
Todo muy lindo pero esto no iba a ser gratis. La tabla derecha nos muestra el infierno hacia el que nos dirigimos si nuestra conducta no ha sido la esperada. Aquí se hace especial hincapié en la idea de «mala taberna» desarrollando todo lo que allí podía llegar a suceder: la música profana (el baile en parejas), los juegos de azar, el alcohol y la prostitución eran todas conductas fuertemente condenadas en aquellos tiempos y que en estos antros tenían lugar. Tableros, dados y naipes se desparraman por la parte baja.
A medida que subimos en la representación, el gran rey de este mundo del revés, con su corona/olla, devora hombres para luego desecharlos. Más arriba castigos y condenas varias a la que son sometidos los pecadores, propiciadas éstas por pequeños demonios zoomorfos que utilizan instrumentos como métodos de tortura. No dejen de detenerse en la «partitura sobre las nalgas».
El «hombre-árbol» (¿un autorretrato?) nos mira a la vez que muestra su interior: un ambiente de taberna con algunos personajes sentados a la mesa. Sobre su cabeza, giran en coreografía parejas de bailarines. Finalmente, un gran incendio (imagen que seguramente el artista retome de aquel gran incendio que sufre su ciudad natal y que se presenta en varias de sus obras), un «fin de los tiempos» en donde hombres y mujeres luchan desesperadamente por escapar de su condición.
Descripta hacia 1605 como la tabla de la gloria vana, El Bosco nos sumerge en un paraíso surreal, en donde a pesar de que la historia ya tenga un final, a todos nos gustaría transitar.
El Jardín de las delicias es la creación más compleja y enigmática del Bosco. Para Falkenburg, el tema general del Jardín de las delicias es el destino de la humanidad, el mismo que el del Carro de heno (P02052), aunque el Bosco lo visualice de distinta manera, mucho más explícita en la tabla central del Carro de heno que en la del Jardín. Para aproximarnos al significado de la obra, es necesario identificar lo que se representa en cada tabla. En el tríptico cerrado el Bosco reprodujo en grisalla el tercer día de la Creación del mundo, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso terrenal. Arriba, a la izquierda, aparece Dios Padre como Creador, según indican dos inscripciones en latín, una en cada tabla: Él mismo lo dijo y todo fue hecho; Él mismo lo ordenó y todo fue creado (Salmos 33, 9 y 148, 5).
Aunque el pecado es el nexo que une las tres escenas representadas, es necesario profundizar más en la iconografía de la tabla del Paraíso para poder avanzar en su significado. Al comienzo del proceso creativo el Bosco había incluido la Creación de Eva en la tabla izquierda, pero en una segunda fase la sustituyó por la Presentación de Eva a Adán por Dios Padre. Este tema, muy poco frecuente, se asocia a la institución del Matrimonio, como se detalla en los textos de Falkenburg y Vandenbroeck (El Bosco, 2016). Para este último autor, la tabla central representaría el falso Paraíso del amor al que en los siglos XV y XVI se denominaba Grial –distinto al del ciclo del rey Arturo-, y que supondría una interpretación del mandato instituido por Dios en el matrimonio: Creced y multiplicaos, en clave lujuriosa. Los hombres y las mujeres que el Bosco representó en el Jardín creen vivir en un Paraíso para amantes, pero este es falso, y no tienen más destino que el del castigo en el Infierno. El mensaje que se transmite -enormemente pesimista- es el de la fragilidad y el carácter efímero de la felicidad o el goce de esos placeres pecaminosos.
En el panel central que da nombre al tríptico, el Bosco ha representado un gran número de figuras humanas desnudas, salvo la pareja del ángulo inferior derecho, que se suele identificar con Adán y Eva tras su expulsión del Paraíso. Hombres o mujeres, blancos o negros, aparecen en general en grupos o en parejas, manteniendo relaciones con una fuerte carga erótica, alusiva al tema que domina la tabla: el pecado de la lujuria. Los animales, reales o fantásticos, muestran dimensiones muy superiores a las normales. De entre ellos se ha hecho hincapié en los dos búhos (en realidad un cárabo y un mochuelo), que evocan la maldad. En posición frontal, dirigen su inquietante mirada al espectador a uno y otro extremo de la tabla, en un plano algo retrasado respecto al inicio del cuadro. Tampoco faltan las plantas o frutas, que presentan en muchos casos una escala mayor de lo habitual. Por toda la composición se esparcen frutos rojos que contrastan con otros azules, grandes y pequeños, los dos colores dominantes en la escena. A diferencia de la aparente confusión que reina en el primer plano, en el plano medio y en el del fondo se impone la geometría. En el primero, el Bosco ha representado un estanque lleno de mujeres desnudas. A su alrededor, en sentido contrario al de las agujas del reloj, gira un grupo de hombres sobre distintas cabalgaduras -algunas de ellas exóticas o fantásticas- que se han asociado con distintos Pecados Capitales. Al fondo de la escena, el Bosco ha incluido cinco construcciones fantásticas sobre el agua, la central similar a la fuente de los Cuatro Ríos del panel del Paraíso, aunque resquebrajada para simbolizar su fragilidad, así como el carácter efímero de las delicias de las que gozan los hombres y mujeres que pueblan este jardín. La lechuza representada en el interior de la fuente en la tabla del Paraíso se sustituye aquí por figuras humanas en actitudes sexuales explicitas.
En el panel derecho se representa el Infierno, el más impresionante de los conocidos del pintor, denominado en ocasiones Infierno musical por la importante presencia que tienen estos instrumentos a la hora de torturar a los pecadores que se dejaron llevar por la música profana. Si en el panel central dominaba la lujuria, en el Infierno se castigan todos los Pecados Capitales. Buen ejemplo de ello es el demonio teriomórfico, con cabeza de pájaro -una especie de búho-, sentado sobre una suerte de silla-orinal infantil, que devora hombres al tiempo que los expulsa por el ano -son los avaros-. A los glotones -a la gula- alude sin duda la escena de taberna situada en el interior del hombre-árbol, donde los personajes desnudos sentados a la mesa esperan a que los demonios les sirvan sapos y otros animales inmundos, al igual que el suplicio del agua helada se destina a los envidiosos. Tampoco faltan castigos para los vicios censurados por la sociedad de la época, como el juego, o para algunas clases sociales, como el clero, tan desprestigiado entonces, según se constata en el cerdo con toca de monja que abraza a un hombre desnudo en el ángulo inferior derecho de la tabla.
Aunque este tríptico del Prado no está firmado, nunca se ha puesto en duda su atribución al Bosco. Sobre su datación, en cambio, no ha existido unanimidad. El resultado de la dendrocronología permitiría que se hubiera hecho en los primeros años de actividad del pintor, hacia 1480-85, como ha afirmado sin fundamento Vermet. Su proximidad estilística al Tríptico de la Adoración de los Magos del Prado (P02048), que desde el año 2004 -cuando Duquenne identificó a sus comitentes como Peeter Scheyfve y Agneese de Gramme, de Amberes-, puede datarse con seguridad hacia 1494, confirma que debió ejecutarse en la década de 1490 y no con posterioridad a 1505, como sostuvieron la mayoría de los estudiosos antes del hallazgo de Duquenne. Recientemente se ha afirmado que tuvo que hacerse a partir de 1494 por considerar que la imagen de Dios Padre creando el mundo en el reverso de las tablas debió inspirarse en el grabado de Michel Wolgemut y con el mismo texto de los Salmos incluido en la Schedelsce Weltchronik de Hartman Schedel, editada en Núremberg en 1493.
Gracias a las investigaciones realizadas en 1967 por Gombrich y Steppe se pudo vincular el Jardín de las delicias a la familia Nassau. Por el relato de Antonio de Beatis, que acompañó como secretario al cardenal Luis de Aragón en su viaje a los Países Bajos, consta que el 30 de julio de 1517 la obra se encontraba en el palacio de Coudenberg en Bruselas, propiedad de los Nassau, donde De Beatis pudo admirarla. Dada la datación tardía que se le otorgaba entonces, posterior a la muerte de Engelbrecht II de Nassau en 1504, se juzgó que el comitente había sido Hendrik III de Nassau (1483-1538), sobrino y heredero de Engelbrecht. Ahora, tras confirmarse que la obra debió ejecutarse en la década de 1490, se corrobora que quien se la encargó al Bosco fue Engelbrecht, que debió destinarla al ya citado palacio de Coudenberg.

Descifrando el Jardín de las Delicias. Parte 4: Los secretos del Infierno musical
Es un lugar dantesco, mefistofélico. La oscuridad se ha apoderado de toda la escena. Apenas se ven pequeños atisbos de luz, tan sólo la emitida por incendios y llamas. Es un sitio aterrador, colonizado por extraños seres diabólicos, constituidos por las mezclas más inimaginablemente extravagantes. La humanidad sufre de diversas maneras. Es víctima de una diversísima plétora de castigos. Y todo porque no supo escuchar. No quiso retractarse a tiempo de sus actos y conductas. Y ahora le toca pagar el precio: pasar toda la eternidad sufriendo lo indecible en el infierno del Bosco
“¿Qué ve, Jerónimo, tu ojo atónito?
¿Qué la palidez de tu rostro?
¿Ves ante ti a los monstruos y fantasmas del infierno?
Diríase que pasaste los lindes y entraste en las moradas
Del Tártaro, pues tan bien pintó tu mano cuanto existe
En lo más profundo del averno.”
Este epigrama, que magistralmente describe la imaginación y la creatividad del maestro flamenco, aparece en un presunto retrato del Bosco grabado por Cornelius Cort, aunque estos versos se atribuyen al humanista Dominicus Lampsonius. ¡Qué gran verdad expresa! El Bosco, como el propio Dios, era capaz de escrutar, no sólo el alma de las personas, sino también los diferentes más allá que nos espera a cada uno de nosotros a razón de cómo nos hayamos portado en vida.

El infierno del Jardín de las Delicias es considerado el más elaborado y el más complejo de cuantos el maestro pintó. Al igual que Dante lo hizo en la literatura, el Bosco reinventó el infierno en la pintura. La fotografía que el maestro nos presenta de este lugar es, ciertamente, desoladora. La colorida alegría y la (aparente) felicidad de las tablas anteriores se han difuminado por completo aquí. Esta tabla es la inversión completa de las anteriores. Rezuma dolor y sufrimiento, los mismos que sufre una humanidad culpable y gobernada por los placeres mundanos, la misma que en la tabla central abandonaba a Dios mientras disfrutaba despreocupadamente de los goces terrenales.
Cuando echamos un vistazo rápido a la composición, rápidamente pensamos en el mundo onírico, aunque, en este caso, sería más bien el de las pesadillas. Hay tantas cosas y seres extraños e inexplicables que la primera pregunta que aborda a nuestra curiosidad es de dónde demonios sacó el Bosco todos esos elementos. Y prácticamente la única respuesta que nos convence es: “de los sueños”. Luego hablaremos de esto.
La mejor estrategia que podemos seguir para analizar la tabla es la misma que ya empleamos en las anteriores: analizar la pintura de arriba abajo, siguiendo la corriente que nos lleva desde el orden y la geometría hasta la entropía.
Un paisaje desolador
Si empezamos por el oscuro horizonte, nos daremos cuenta que, nuevamente, presenta continuidad con el de las tablas anteriores. De alguna manera, el Bosco quería dar a entender que existía una secuencia espacio-temporal en su obra. Así, la escena del infierno sería el desenlace de la historia que cuenta el tríptico, la última página del libro pictórico, la consecuencia natural de la narrativa desarrollada en los paneles anteriores.

Este Tártaro es un lugar desastroso. Parece a medio hacer, como si se estuviera construyendo. Los edificios están parcialmente levantados o, por qué no, consumidos. Los demonios se pasean jocosamente por sus andamiajes y esqueletos a medio formar. Tanto de ellos como de las montañas emanan luminarias fantasmagóricas, gracias a las cuales podemos distinguir con dificultad sus informes siluetas. La oscuridad (léase el Mal) ha consumido prácticamente cualquier atisbo de brillo e iluminación. Hasta el cielo está encapotado de humo y nubes sulfurosas y temibles. La corrupción y la degeneración son la constante de este mundo.
La poca luz que se advierte procede directamente de la destrucción y el exterminio causados por las llamas de los fuegos del averno. Un elemento, el fuego, que el maestro introdujo en sus pinturas siempre que pudo. Parecía obsesionado con el fuego, no sabemos si porque lo temía o le fascinaba. Ciertos autores han propuesto que este símbolo se trataría más bien del resultado de unas pesadillas recurrentes o de un trauma que acompañaron al Bosco desde que era un chico joven. Parece ser que en el verano de 1463, concretamente el 13 de junio, cuando Hieronymus contaba con unos 13 años aproximadamente, un terrible incendio afectó a 4000 inmuebles de su ciudad natal, s’-Hertogenbosch. El causante habría sido un tintorero descuidado. El caso es que el fuego se propagó hasta la plaza del mercado, donde el maestro vivió toda su vida. La vivienda de su familia salió más o menos indemne, o eso es lo que han concluido unos análisis recientes, según los cuales el tejado también habría sido afectado por las llamas. Nunca mejor dicho, aquel incendio quedaría grabado a fuego en su memoria, asociado simbólicamente al mal, a la destrucción y al peligro.

Inmediatamente debajo de las construcciones llameantes surge un lago de aguas oscuras y sanguinolentas sobre el que navega una embarcación de vela solitaria. Un puente se levanta sobre las aguas y, sobre el mismo, cruza una especie de ejército de caballeros encabezados por un demonio. Una plétora de personas sale atropelladamente del agua hacia la orilla, huyendo de algo que les atormenta. Muchos no lo logran, como evidencian sus cuerpos desgraciados flotando en las diabólicas aguas. Si seguimos la dirección de su fuga, nos toparemos con un recinto amurallado del que mana una fría luz, más amable que la que gobierna en la distancia. Es diferente al resto del infierno. Los edificios que custodia parecen estar en mejor forma e, incluso, hay árboles, prácticamente lo único verdaderamente vivo en esta tabla. Una muchedumbre parece guardar cola para introducirse a través de la muralla hacia para lo que muchos sería el purgatorio, ese lugar donde los suplicios ya no son eternos y las almas pueden optar a la Salvación, que se decidirá en el Juicio Final.
El misterioso hombre-árbol
Si bajamos la vista, nos encontraremos con el personaje más conspicuo de la tabla: el extraño hombre-árbol. La claridad de su cuerpo mustio contrasta con la oscuridad del paisaje. Es, posiblemente, la criatura más famosa de toda la producción bosquiana. Su aspecto impacta. Es normal que todos nos acordemos de él cuando nos hablan del Bosco. Y nunca mejor dicho, porque algunos autores sugieren que ese rostro melancólico sería un autorretrato del maestro.

Ríos de tinta se han escrito para intentar averiguar el significado del hombre-árbol. Para empezar, ocupa el lugar más privilegiado de la tabla, el centro geométrico, al igual que la charca de las mujeres de la tabla central y la Fuente de la Vida de la tabla izquierda. Además, es uno de los muchos personajes que establece de soslayo contacto visual con el espectador, en un intento de conversar con él. Aunque para otros, el hombre árbol no nos estaría mirando a nosotros, sino que dirige su vista hacia atrás, no sólo a través del espacio, quizás también del tiempo. Ciertamente, su mirada podría expresar melancolía, tristeza, pesadumbre, arrepentimiento. Tal vez es uno de los hombres que tan bien se lo pasaba en el falso Paraíso. A lo mejor echa de menos los tiempos pasados, se arrepiente por no haber seguido las otras alternativas que le hubieran llevado por el camino de la rectitud. Ahora es tan sólo un cascarón vacío, resquebrajado y marchito, corrupto e informe. Ha perdido su humanidad por amar lo físico y por haberse rendido a los placeres de la carne. Su cuerpo muerto y enfermizo es una metáfora de la felicidad terrena, frágil y temporal. Para algunos es el Mal encarnado y representaría al mismísimo Satanás.
Hay un aspecto muy interesante y que estaría muy escondido a simple vista. Si trazásemos una línea recta que siguiese la mirada del hombre-árbol, muy probablemente esta terminaría en el rostro de Adán, en el panel izquierdo. Ambos personajes estarían cruzándose las miradas, conversando entre sí. El hombre-árbol podría constituirse de esta manera como la contraparte del padre primordial. Adán es la copia de Dios y el hombre-árbol su némesis, el epítome de la corrupción y la imperfección que ya se empezaban a atisbar en el panel central. Al igual que el resto de criaturas infernales, está animalizado. Su cuerpo es una mezcla caótica de rasgos humanos, animales y vegetales, en sintonía con el infierno en el que sufre. Sus rasgos son un signo del amor físico, el mismo que practicaba la humanidad del panel central, y, por ende, de la visceralidad instintiva que lo gobierna, de la lujuria que se esconde tras esa conducta aparentemente inocente y cortés.

Podríamos aventurar una hipótesis, y dejamos a vuestro criterio si podría tener o no visos de realidad. ¿Recordáis cuando hablábamos de la tabla del Paraíso que Adán parecía estar teniendo una premonición mientras contemplaba el rostro de su creador? ¿Y si el vínculo visual que establece con el hombre-árbol representa eso mismo? ¿Y si el falso Paraíso del panel central y el Infierno son las manifestaciones de la revelación de Adán? Podría ser el futuro que está visionando a través de Dios. Un futuro desesperanzador en el que la humanidad traiciona a Cristo, su avatar, y se rinde a los apetitos y las pasiones, por lo cual, la mayoría de sus hijos acabarán pudriéndose en el infierno, como el hombre-árbol al que ve en último término.

Este hombre-árbol patina sobre un lago congelado sobre sendas barcazas, demasiado pequeñas para sostener su enorme cuerpo. Con ellas, da una sensación de inestabilidad y desequilibrio. En su brazo derecho, una venda oculta parcialmente una herida sangrante, para algunos una úlcera sifilítica, clara alusión al sexo lujurioso y al amor físico. Su cuerpo está hueco, no tiene substancia. Sólo alberga maldad, representada aquí por la taberna o burdel que aloja en su interior. Una mujer, identificada con una alcahueta, llena una tinaja con algún tipo de licor para satisfacer los apetitos de los comensales que se reúnen en torno a la mesa sentados en sapos. Un individuo grisáceo y encapuchado, con una flecha clavada en el trasero (¿un sodomita?), sube las escaleras para unirse a la fiesta. Otro hombre espera su turno en compañía de, probablemente, otra alcahueta mientras escucha sumiso la perorata de un demonio aviar exhortándole a entrar en el prostíbulo. Como vemos, esta pequeña escena hace múltiples referencias a la lujuria, la lascivia y la gula.

El cuerpo de esta pobre alma está atravesado por múltiples y malignas espinas. Sobre su cabeza y a modo de sombrero lleva en precario equilibrio una plataforma sobre la que a su vez hay una gaita ciclópea. Alrededor del instrumento danzan algunas personas llevadas de la mano por horrorosos demonios híbridos y una alcahueta. Quizás estemos ante una parodia de esas actividades lúdicas que practicaban los cortesanos. En cuanto a la gaita, dos son las interpretaciones mayoritarias que se le han dado: por un lado, podría simbolizar la estulticia y la locura, por otro, podría ser una alegoría de los genitales masculinos y, por ende, una referencia a la lascivia, como sucedería en el Tríptico del Carro de Heno. Así, la gaita en miniatura de la bandera clavada en la grupa del hombre-árbol señalizaría el burdel.
Por supuesto, no podía faltar la exégesis alquimista. El hombre-árbol presenta los tres colores característicos del proceso alquímico: el rojizo en la gaita (rubedo), el blanco en el cuerpo (albedo) y el negro en su interior hueco (nigredo). Además, su cuerpo tiene forma ovoide. El huevo suele representar el atanor en el ámbito alquimista, el horno donde se controla la transmutación alquímica que conduce a la Gran Obra.
Otra alternativa interesante fue propuesta por Allan Shickman. Para él, si eliminásemos el “sombrero” y las barcas que emplea para patinar el hombre-árbol, la silueta del resto de la figura se asemeja a una calavera vista desde una perspectiva occipital. Es decir, una calavera, el símbolo más característico de la muerte, preside la tabla del Infierno. Pero va más allá, porque según Shickman, otras dos caras o cabezas estarían escondidas en las otras dos tablas: la roca antropomorfa sobre la que crece el árbol del Bien y del Mal en el panel del Jardín del Edén y una especie de boca del infierno vista desde una perspectiva frontal dibujada por el fruto blanquecino del que brota un cardo. El rostro mefistofélico del primer panel sería una evocación del pecado. La boca infernal del panel central sería una metáfora del infierno. La calavera, como ya hemos destacado, sería la muerte. Serían tres símbolos, por tanto, referentes al demonio. Una especie de parodia o contraposición de la Santísima Trinidad (algo, por otro lado, habitual en la imaginería medieval) y que esconde un mensaje muy inquietante: que tanto el Paraíso terrenal como el infierno están controlados por Satán. El mundo material está bajo sus dominios desde que el hombre sucumbió a sus tentaciones. Es más, que la muerte esté representada mediante un árbol moribundo no sería casual. Asociando ambos elementos, estaríamos ante el Árbol de la Muerte, la némesis del Árbol de la Vida del panel del Jardín del Edén. El Infierno es, en consecuencia, la cara opuesta del Paraíso.

Sin embargo, este no fue el único hombre-árbol que hizo el Bosco. Hay muchos otros que se le atribuyen, aunque el más famoso de entre todos ellos es el grabado del museo de la Albertina de Viena. Es muy parecido al del Infierno del Jardín de las Delicias, pero las diferencias son también sustanciales. El hombre-árbol de la Albertina o, mejor dicho, el árbol-hombre, porque en él predomina la parte vegetal, está también corrupto y mustio, pero se encuentra, sin embargo, en un paisaje mucho más idílico y sosegado, repleto de naturaleza. También se desplaza sobre sendas barcazas y está hueco, albergando una escena de taberna. Pero, por ejemplo, en la bandera que corona su espalda no aparece una gaita, sino una media luna creciente, un símbolo que en la Edad Media podía adquirir connotaciones negativas al asociarse a la religión musulmana y, por ende, a la falsa fe, la estulticia, la locura, la infidelidad o el engaño. En su cabeza lleva un disco y un ánfora en vez de una gaita. Y aparece otra cosa más que alberga un poderoso simbolismo: la lechuza, de la que tanto hemos hablado ya en los anteriores artículos. Se desconoce si este grabado se hizo antes o después del Infierno del Jardín. No obstante, lo que es indiscutible es que el Bosco manifestaba la misma maestría a la hora de dibujar y de pintar. Pluma y pincel no se le resistían.

Podríamos añadir varias cosas más sobre este misterioso personaje. Por ejemplo, es el único ser humano que no conserva su cuerpo tal y como fue creado en el Principio. Se ha deshumanizado por completo. En cambio, el resto de almas torturadas todavía poseen su forma humana, su forma “pura”, como si todavía tuviesen una oportunidad de salvarse. Sólo los más fuertes de espíritu, los que no sucumban a la ansiedad y al dolor del infierno, los que sean capaces de darse cuenta de sus errores del pasado, es posible que puedan salvarse. El resto se corromperán como el hombre-árbol y sufrirán por siempre.
Podemos hablar también de las fuentes potenciales de inspiración que sirvieron al maestro para dar vida a su criatura más famosa. Hay muchas hipótesis. Algunos especialistas apuntan directamente a la Divina Comedia de Dante. Por ejemplo, cuando Dante vaga por el círculo noveno y último del infierno, describe un lago congelado sobre el que se desplaza un gigante con forma de torre. En el hielo hay diversos individuos atrapados, como en el infierno bosquiano, donde son identificados con los envidiosos. En cambio, en el círculo séptimo, Dante se encuentra con un bosque de hombres-tronco. Estas criaturas eran relativamente frecuentes en la literatura y el arte medievales, aunque lo normal era lo contrario, es decir, los árboles-hombre, árboles de los que nacían partes de personas.
Pero, además del hombre-árbol y el lago helado de los envidiosos (la coexistencia de fuego y hielo en el Infierno responde a las creencias de la época), otros elementos llaman poderosamente la atención. Como las gigantescas orejas que aplastan a un grupo de condenados y están atravesadas por una flecha y un enorme cuchillo. El cuchillo es interesante, ya que es un elemento que se repite en varias obras del Bosco (en este infierno, de hecho, aparece dos veces) y, en muchas ocasiones, también tiene grabada esa “M”. Para algunos especialistas, los cuchillos muestran la importancia que el Bosco daba a su entorno y a su vida cotidiana. Así, este instrumento podría hacer referencia a su ciudad natal, famosa entre otras cosas por sus cuchillos de gran calidad, y la M inscrita a algún maestro cuchillero. Sin embargo, otros autores interpretan la letra como la inicial de “Mundus”, “Mortis” o como una alusión al Anticristo, cuyo verdadero nombre empezaría por esa letra según algunas profecías apocalípticas medievales. Otra interpretación muy llamativa es la que le atribuye un significado más esotérico y hermético. Peter Beagle, por ejemplo, cree que la misteriosa letra remitiría a un concepto rosacruz (aunque esa extraña sociedad secreta surge en la segunda década del siglo XVII): el Liber Mundi. Este sería un manuscrito al que habría accedido el misterioso Christian Rosenkreutz durante su peregrinación en Oriente y que contendría las claves para desentrañar todos los secretos de la naturaleza.

Sin embargo, el conjunto formado por el cuchillo y las orejas recuerda a algunos a un símbolo fálico, a una representación de la lujuria, por tanto. Así, la muchedumbre aplastada serían lujuriosos siendo castigados y condenados. Aunque también es cierto que podría representar ese castigo habitual en la Edad Media que consistía en cortar las manos o las orejas a los delincuentes que cometían delitos menores, como un hurto. Por tanto, el conjunto simbolizaría el castigo por pecar. También podría estar aludiendo al famoso dicho evangélico del “Quien tenga orejas para oír, que oiga”. Lógicamente, los individuos que sufren en el infierno es porque han hecho oídos sordos ante las llamadas de la fe. En fin, como todo en el Jardín de las Delicias, son múltiples las hipótesis y poca la claridad.
Vayamos ahora al extremo derecho, a la zona presidida por una especie de candil. Hay muchos episodios de torturas, pero lo curioso es que están protagonizados en su mayoría por militares, quizás una crítica a las guerras. El más llamativo es el del soldado que está siendo devorado por perros satánicos rabiosos. Sostiene con dificultad un cáliz del que se derrama una oblea y está tumbado sobre un estandarte con una bandera en la que aparece un sapo, símbolo del pecado. En consecuencia, el Bosco podría estar condenado aquí el acto del sacrilegio, la ruptura con los deberes sagrados del caballero de defender a la Madre Iglesia. O tal vez sea una alegoría de algún episodio que ocurrió de verdad o de alguna historia de caballerías. Aunque si retomásemos la hipótesis de la conversatio que el tríptico trata de generar y la finalidad para lo que lo quería el comitente, la escena del caballero podría servir para reflexionar sobre la condición social del cortesano y sobre sus funciones y códigos morales. Sobre su obligación de ser leal y de defender la fe cristiana.

El infierno musical
Nos encontramos ya cerca del desenlace de nuestro libro ilustrado. El último tercio de la tabla podríamos denominarlo la escena de los castigos, pues es su tema principal. Para cada delito o pecado determinado, hay una condena concreta esperando.
Empecemos, por ejemplo, por otras de las criaturas más conocidas del Bosco: el pájaro gigante. En este caso, parece haber un consenso en identificarlo con Lucifer o Satanás, el señor de los infiernos. El cuerpo de este demonio teriomórfico es de color azulado, que en el anterior artículo ya relacionamos con el mal y el engaño. Está sentado sobre una especie de orinal o silla con los pies enfundados en dos vasijas. Su cabeza de rapaz está coronada por un caldero. Engulle pecadores para luego defecarlos a través de su vejiga en una fosa séptica repleta ya de otros desdichados, que no sólo reciben nuevos compañeros, sino también regurgitaciones y defecaciones en forma de monedas. Este sería el castigo para los avaros y los glotones, que ya no son los que engullen sin control, sino los engullidos. El individuo que está siendo en ese instante engullido y de cuyo ano surgen humo y aves podría estar representando un dicho holandés, que vendría a decir algo así como “expulsar por el trasero”, y que alude al desmesurado afán de los avaros de derrochar el dinero y a la dificultad que tienen de retenerlo y de luchar contra su avaricia.

Para varios expertos, este demonio pájaro nos retrotraería a otra fuente de inspiración para el Bosco, posiblemente una de las más importantes y más empleadas por el pintor: La visión de Tundal. Al igual que, presuntamente, la función del cuadro, La visión de Tundal pretendía moralizar con su historia. Fue escrito a mediados del siglo XII por un tal Marcus, un monje benedictino irlandés de nublada biografía. En él se relatan las peripecias y tormentos del alma corrupta de un caballero rico irlandés llamado Tundal, practicante consumado de todos los pecados capitales habidos y por haber. Un día morirá súbitamente y su alma será conducida al infierno por todas las maldades que ha protagonizado. Allí, su alma en pena conocerá a su ángel guardián quien, como un cicerone, le guiará a través del infierno y el purgatorio para que pruebe todo tipo de castigos y tormentos. Acabará finalmente perdonado por Dios y visitando el cielo, donde contemplará todas sus maravillas y prodigios, destinadas exclusivamente a las almas bondadosas y arrepentidas. Así, obtendrá una visión global y contrastada del Más Allá que Tundal procederá a divulgar cuando su alma retorne a su cuerpo para prevenir a los incautos pecadores y redimir sus maldades. Realmente, esta obra formaba parte de una corriente literaria conocida como Visiones, cuya intención era mostrar cómo podían ser los distintos destinos que le esperan al alma tras la muerte con el objetivo de reformar moralmente a los pecadores como Tundal e inducirles a que se arrepintiesen de sus pecados. Esta visión en concreto se convirtió en un bestseller y en el relato medieval sobre el Más Allá más conocido hasta la Divina Comedia de Dante Alighieri, en la que tuvo una influencia clara.
Hay unos cuantos motivos que coinciden en La visión y en el infierno del Jardín. Por ejemplo, que para cada tipo de Pecado Capital, existe una tortura muy concreta. En el manuscrito aparece una criatura de enormes fauces llamada Aqueronte que se alimenta de las almas de los avariciosos y los soberbios y en cuya boca Tundal tendrá que sufrir castigos inenarrables por todos los pecados cometidos (ataques de leones, serpientes, dragones y demonios). Esta criatura podría recordarnos al demonio-pájaro del Bosco, que, igualmente, engulle a los avariciosos.

Sin embargo, hay otro monstruo en las visiones que se parece más a nuestro peculiar demonio. Efectivamente, Tundal ve una bestia con forma de pájaro de enormes ojos en medio de un lago helado devorando todas las almas que puede, una escena que se parece mucho a la que nos presenta el Bosco, incluyendo el lago congelado. No obstante, ambas aves difieren de forma sustancial en su anatomía. La que ve Tundal tiene enormes garras de hierro y acero, cuello largo, dos alas negras, un hocico de hierro y una gran boca por la que expele fuego. El demonio bosquiano no expulsa fuego directamente por la boca, pero sí que surge del ano del alma a la que está engullendo junto con varias aves negras. Pero por el resto, el parecido es escaso. También son recurrentes las visiones en las que se describen torturas alternadas por fuego y hielo, elementos ambos plasmados en el infierno bosquiano. Los lagos repletos de criaturas infernales son otro elemento frecuente en las visiones y también aparecen en el infierno del Bosco.

Es probable, por tanto, que el Bosco accediera a esta fuente literaria. De hecho, en 1484 se publicó una edición en s’-Hertogenbosch. Aun así, si el Bosco extrajo elementos de La visión, apenas siguió las descripciones. Como gran innovador que era, incorporó muchos detalles de su propia cosecha, hasta el punto de, prácticamente, reinventar las visiones de Tundal. El Bosco era simplemente demasiado genial como para copiar nada.

Otro nombre que recibe el Infierno de este tríptico es el de Infierno musical, obviamente a causa de la cantidad y diversidad de instrumentos musicales de viento, cuerda y percusión que hay en primer plano. Sin embargo, hay algo muy atípico. En general, los instrumentos se suelen asociar al goce y disfrute que proporcionan las melodías que generan. Pero aquí funcionan como instrumentos de tortura. Algunos personajes se tapan como pueden los oídos para tratar de evitar semejante ruido y estridencia, otros son aplastados, encerrados o empalados en los instrumentos… Esta escena ha suscitado muchísimas cuestiones y dudas que todavía no se han resuelto. Nadie sabe por qué el Bosco relacionó los instrumentos musicales y la música con el pecado (¿tal vez sea una crítica contra la música profana y popular?), pero lo cierto es que no sólo lo hace aquí, sino también en muchas otras obras. En la Baja Edad Media se decía que el ruido era otra de las manifestaciones del demonio, así que podría hacer alusión a eso. O quizás sea otra evocación más del “mundo al revés”, del carnaval en el que todo se invierte.

En todo este conjunto, hay dos personajes en los que nos vamos a detener. Primero, en el demonio que está tocando la gigantesca flauta. Porta en su cabeza una bandera con una media luna. Como ya hemos reseñado más arriba, la media luna podría ser un símbolo de la religión musulmana, aquí manifestada como contraposición a la religión cristiana en cuanto a doctrina herética y falsa. Quizás podría hacer alusión a la latente amenaza que sobre Europa ejercía el imperio otomano. Hay otro demonio que también parece llevar una media luna sobre su cabeza y que está escondido detrás del orinal del demonio pájaro. El otro personaje llamativo es el individuo que está aplastado por el laúd y del que sólo se ve su trasero.

Es interesante el tetragrama con notación musical impreso en sus nalgas y que parece continuarse con el que está escrito en el códice de al lado. Nuevamente, se desconoce el significado real. El demonio rosado parece apuntar con su lengua ofídica a la partitura, actuando como un director de orquesta que dirige la interpretación vocal del coro situado entre la zanfoña y el arpa. El caso es que ya hay quien le ha puesto sonido a esa peculiar melodía. Hace unos años, la por entonces estudiante de música y artes visuales Amelia Hamrick, descubrió que la notación musical del trasero del desdichado tenía coherencia y podía generar una melodía. Así que, la tradujo a notación moderna y, tras una serie de modificaciones, así es como sonaría en piano:
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Inspirados también por esta música misteriosa, el grupo Atrium Musicae compuso el álbum cómicamente titulado Codex Glúteo.
Por último, cabría destacar al extraño personaje de piel cerúlea que mantiene sobre su grupa en precario equilibrio un huevo. No es la primera vez que vemos un huevo en este tríptico. No sabemos qué significado le dio el Bosco al huevo, símbolo normalmente de creación, transformación, evolución, nacimiento, aunque también asociado al crisol o al atanor alquímico (¿una crítica velada contra esta ciencia oculta quizás?).

Hay más escenas que ensalzan esa estrecha correlación de delito-castigo. Volvamos a la sección del pájaro luciferino. Justo delante del orinal aparece una mujer angustiada sentada. Un demonio la obliga a mirarse al espejo anal de una extraña criatura. Podría deducirse que ese es su castigo concreto por su vanidad. Sobre sus senos, la mujer porta un sapo, que ya relacionamos con la lujuria y la lascivia. Baja la mirada, tal vez porque en el espejo se está viendo como lo que realmente es: una pecadora sin solución. A la derecha del orinal y semioculto por el marco, un hombre duerme plácidamente. No ha detectado a la criatura que se está encaramando por su cuerpo y cuya misión es torturar al perezoso.

La esquina inferior izquierda está colmada de un violento caos. Multitud de hombres y mujeres huyen descontroladamente de los demonios que les acosan y agreden. A su alrededor se vuelcan mesas de juego (aparece hasta una tabla de backgammon), cartas y dados. La mayoría de expertos ven aquí una furibunda crítica contra el juego corruptor, los tahúres, la traición y la violencia, que ahora padecen los propios violentos. Justo al lado, un conejo ataviado como un cazador lleva su trofeo de caza y unos perros (posiblemente de caza) cubiertos con armaduras prueban la carne de un condenado. Son, nuevamente, representaciones de ese mundo carnavalesco e invertido: las presas son ahora los cazadores y los súbditos del hombre son los que manejan la situación. También llama la atención la mano cortada clavada en la espalda de un demonio y que imita el gesto de la bendición mientras sostiene un dado. Parece una imagen que roza el sacrilegio. Se ha interpretado como la puñalada trapera que los pecadores infligieron a su Redentor, neutralizando la Caridad de Cristo, que nada puede hacer ya por salvar a estas almas.

Otra imagen aparentemente herética la encontramos en la esquina inferior derecha, en el cerdo con toca de monja que acosa a un alma castigada. Lógicamente, es muy sugerente pensar que el Bosco infiltró (de forma un tanto explícita) una dura crítica contra el clero, aunque tampoco sería raro. Aunque el maestro fue claramente devoto (recordemos que fue miembro de la Cofradía de Nuestra Señora), pensemos que vivió a caballo entre el final de la Edad Media y el inicio del humanismo renacentista, un movimiento que, en parte, vino acompañado por un anticlericalismo y un cuestionamiento de los dogmas eclesiásticos en aras del renacimiento de la cultura clásica grecolatina. No era raro, por tanto, que apareciesen críticas contra los excesos del clero, representados por el cerdo (tampoco sería la única: otras obras del maestro están jalonadas de clérigos que protagonizan escenas lujuriosas y relacionadas con la gula). Por ejemplo, uno de los autores que atacó de una forma más radical a los monjes fue Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, donde les tilda de pseudorreligiosos, estúpidos, ignorantes, miserables y analfabetos. De traidores, en suma, por concentrar sus esfuerzos no en rezar, sino en combatir contra las órdenes monásticas rivales. No obstante, el cerdo también solía simbolizar la lascivia, o sea, podría estar haciendo referencia simplemente a ese Pecado Capital.
Hay más elementos que llaman la atención en esta escena. El hombre acosado sostiene sobre sus piernas un documento, mientras que el cerdo le ofrece una pluma para que lo firme. El demonio oculto bajo la celada también le exhorta de forma amenazante con su pico metálico a firmar el papel. Algunos autores creen que se trataría del documento que consuma el pacto con el diablo que el insensato habría efectuado en vida, tal vez llevado por la avaricia. No obstante, si introducimos en la narrativa al personaje ataviado con la túnica (tal vez un letrado), que también parece querer convencer al desdichado, la exégesis cambiaría. Claramente, ese hombre no es de fiar. Solamente hay que fijarse en el pequeño sapo de su hombro, símbolo del mal. Según Enrique Pérez, por ejemplo, técnico del área de educación del Museo del Prado, esa escena plasmaría una costumbre de la Baja Edad Media según la cual las personas acaudaladas con conocimientos jurídicos engañaban a los moribundos humildes para que les cediesen sus posesiones. Ciertamente, la víctima sí que presenta un aspecto avejentado y deslucido. Siguiendo esta versión, el cerdo no estaría parodiando a una monja, sino a una mujer rica, que también llevaban tocados parecidos en la época. Así, la mujer-cerdo se abalanza hacia el moribundo ansiosa de quedarse con los pocos bienes de que dispone.
Son muchas más las interpretaciones que se han propuesto, casi todas defendiendo la intención del Bosco de denunciar alguna conducta o costumbre reprobable. Como la de vender ilegalmente reliquias, con las que algunos clérigos ganaron pingües beneficios. El pie cortado que cuelga de la celada del demonio sería una de esas falsas reliquias.

Sería muy iluso por nuestra parte abandonar el tríptico sin dedicar unas líneas a los fantásticos demonios. Estas criaturas grotescas y esperpénticas han despertado todo tipo de preguntas y dudas. ¿De dónde surgieron? ¿Qué significan los múltiples elementos que las conforman? Para algunos, son producto de los sueños y pesadillas del Bosco (a quien a veces se le conocía como “el pintor del diablo”), sus visiones, una hipótesis que impregna de una pátina de esoterismo y herejía su obra. Otra corriente de opinión afirma, en cambio, que el Bosco transformó y adoptó figuras preexistentes accesibles para cualquiera. Criaturas que desde hacía tiempo colmaban manuscritos (como las drôleries y grotescos que adornaban los márgenes de estos documentos), templos, esculturas, procesiones, y que lejos de ser heréticas, funcionaban como parodias, sátiras moralizantes para los fieles. Eran metáforas de la corrupción y lo antinatural, eran lo opuesto a la perfección divina de la obra de Dios.
En todo el tríptico se denota la enorme capacidad de invención del Bosco, tanto en paisajes, escena, personajes. Pero, sin duda, donde más sobresale esta habilidad es en el infierno y sus demonios. El Bosco no copiaba, reinventaba. Ha sido tal la metamorfosis alquímica que han sufrido en la mente del maestro, que es muy difícil seguir las pistas que nos lleven hacia las fuentes originales. Por lo tanto, podríamos concluir que esa amalgama infinita de criaturas nunca antes vistas, quimeras descabelladas compuestas por partes de objetos, animales, plantas y personas, fueron creadas de nuevo por el Bosco, adquiriendo así las habilidades del mismísimo Dios.
¿Qué nos enseña el Jardín de las Delicias?
Ya va siendo hora de terminar nuestro viaje y de despedirnos del maestro. No sin antes esclarecer las conclusiones principales y enseñanzas que podemos extraer del mítico Jardín de las Delicias.
La tesis esgrimida por la mayoría es la moralizante. Por tanto, el objetivo del Bosco era divulgar los valores y principios del buen cristiano. El Jardín funcionaría, así, como una suerte de purgatorio en el que los espectadores tienen la oportunidad de redimirse y de cambiar antes de que sea demasiado tarde para sus almas. El tríptico sería como un libro, y como tal, se lee de izquierda a derecha empezando por el reverso. El argumento central de este libro iluminado es el pecado, presente en el mundo desde su propia creación. El Bosco representa a través de este símbolo arquetípico las conductas a evitar, lo que no hay que hacer para cumplir con la voluntad de Dios. En caso contrario, aguardan ignorancia y castigos interminables. El pecado es un medio que el Bosco emplea para criticar las conductas y comportamientos reprobables de su época, los mismos que conducían incondicionalmente a la estulticia, la locura, la ignorancia, la ceguera intelectual y la enajenación mental. Actúa, de esta manera, de forma muy parecida a como lo hace Erasmo de Rotterdam en el Elogio de la locura. Queda, de esta manera, reflejado el tópico del Contemptus Mundi, el menosprecio del mundo material y pecaminoso (un tema muy frecuente en la literatura medieval e inaugurado por el monje benedictino Bernando de Morlaix en el siglo XII con su obra homónima).
Seguramente, en el cuadro estén plasmadas las creencias del propio pintor y la idiosincrasia de su clase social. También las del comitente del Jardín, el conde Engelbrecht II de Nassau, quien en última instancia supervisó el proceso de elaboración de la obra, o al menos eso es lo que se podría deducir de los diversos cambios que esconden las capas subyacentes de pintura y que, hasta tiempos recientes, nadie había visto. No sería extraño que el comitente estuviese tan pendiente de su futura adquisición, sobre todo por el fin al que iba destinada: enseñar y adoctrinar a sus pupilos, su sobrino, Hendrik III, y el futuro rey de Castilla, Felipe el Hermoso, en los códigos y valores de la corte.
Las interpretaciones sobre el cuadro han sido innumerables, tantas como los misterios que esconde. El Bosco exige de nosotros un amplísimo conocimiento de su época y de los tiempos que la precedieron, algo de lo que muy pocos sabios disponen. Llevaba dentro su ciudad natal (en la que, por otra parte, siempre vivió, según varios especialistas), y es lógico pensar, en consecuencia, que traspasó sus costumbres, creencias y, en suma, su entorno sociocultural al lienzo. Los objetos y las actividades cotidianas que hemos visto en este tríptico dan buena cuenta de ello. Toda su producción es una idiosincrasia pictórica metamorfoseada por su mente lúcida y única.
Es muy complicado obtener el significado real de la pintura y todos sus elementos, y gran culpa la tiene nuestro egocentrismo y nuestra mente excesivamente racionalista. Han pasado 500 años y nuestras idiosincrasias han cambiado considerablemente. Ya no entendemos el pensamiento tardomedieval, clave para entender al Bosco. Seguramente, cualquier contemporáneo ilustrado del Bosco podría comprender sin demasiado problema el tríptico y extraer fácilmente su moraleja… O quizás no y era tan hermético antes como ahora.
Aquí aparece un problema. Si la obra del Bosco está hecha para reformar al público, no está destinada a todo el mundo, porque no todos son capaces de entenderla. Se convierte así en una obra hermética, esotérica, destinada únicamente a los “iniciados”, a los que disponen de los suficientes conocimientos para descifrarla. Esto corrobora el pesimismo que el Bosco muestra en el Jardín: la mayoría acabarán sucumbiendo a la estulticia y a las distracciones superficiales. Sólo los que se dediquen al estudio profundo de la obra serán los que encuentren la Salvación, el significado del cuadro. Por el contrario, si suponemos que el tríptico no alberga una verdad fija e inamovible, sino que es diferente dependiendo de la persona que lo contemple, entonces ¿cuál sería su función real? Porque cada persona puede extraer una conclusión muy diferente a la de la reforma espiritual de uno mismo…
El Jardín es una obra atemporal. Tuvo un éxito inmediato tras su publicación y lo continúa teniendo. De hecho, no tardaron en surgir imitadores y seguidores del Bosco ansiosos de replicar su éxito, sus habilidades y su creatividad. También los exégetas entraron rápidamente en acción para descifrar el extraño tríptico, que desde sus inicios ya resultaba un misterio insondable ¿Qué es lo que nos embarga? ¿Su carácter visionario? ¿Sus criaturas? ¿El profundo misterio del destino de la humanidad? ¿Los secretos que aún esconde? ¿La inquietante capacidad del Bosco para penetrar el alma humana?

Esta última faceta del artista es importante. El Bosco fue un visionario. Supo sintetizar los males que consumían a la humanidad desde el principio de los tiempos con unos pocos trazos, entendidos como las pulsiones animalescas y los deseos terrenales de los pobres de espíritu. Es curioso, porque muchos de los personajes desnudos del panel central del Jardín no están realizando ningún acto pecaminoso aparentemente. Sin embargo, parece que el Bosco era capaz de internarse en sus pensamientos. Como un telépata, el maestro conocía los temores y deseos más profundos del hombre. Es decir, cuando observamos a la humanidad del Jardín y de otras obras bosquianas, es como si nos mirásemos al espejo: son un reflejo de nosotros, de todos nosotros, de la humanidad. De alguna manera, las pinturas del maestro funcionan como conectores con nuestro Yo más oculto, con nuestro subconsciente. Tal y como dijo fray José de Sigüenza, gran admirador del Bosco y bibliotecario del monasterio de San Lorenzo del Escorial:
“La diferencia que existe, a mi juicio, entre las pinturas de este hombre y las de otros, consiste en que otros buscan pintar, con la mayor frecuencia, al hombre tal cual aparece en su exterior; sólo él tiene la audacia de pintarlo tal como es en su interior.”
Decíamos que la fascinación que provoca el Jardín de las Delicias prosigue en nuestros tiempos. Una fascinación que ha inspirado y traído de cabeza a diversas tradiciones científicas y artísticas. Por ejemplo, los psicoanalistas no se han abstraído en dar una interpretación al tríptico, aunque es muy polémica, todo sea dicho. Para ellos, el Bosco habría plasmado su propio subconsciente, a partir de lo cual se ha especulado con que el maestro sufría algún trastorno o consumía enteógenos para inspirarse. Además de que no existen evidencias del consumo de sustancias alucinógenas, resulta injusto atribuir las maravillas bosquianas a una mente drogada en vez de reconocer su infinita creatividad e inventiva personal.
Por otro lado, varios autores coinciden a la hora de detectar una poderosa influencia de las obras del Bosco y sus discípulos en el arte surrealista. No es imposible que André Bretón o Salvador Dalí se hayan inspirado en esas escenas extravagantes y rayanas con lo onírico. Este último, por ejemplo, habría repetido elementos bosquianos en sus obras. Os invitamos a realizar un ejercicio: buscad las obras de Dalí tituladas El gran masturbador y La persistencia de la memoria. Poned en vertical las cabezas que están de bruces en el suelo. Ahora, comparad las imágenes resultantes con el panel del Jardín del Edén (el primero del interior del tríptico). ¿Veis la silueta cefálica en la pintura del Bosco? Intentadlo unos instantes, y si no lo conseguís, observad la siguiente imagen.

Efectivamente, Dalí habría tomado como modelo la roca antropomorfa sobre la que se alza el árbol del Bien y del Mal. Y es que a Dalí se le ha considerado un fan incondicional del Bosco. Los surrealistas supieron captar la esencia del subconsciente, eso que tanto les entusiasmaba, en el arte del Bosco. Así, el Bosco fue una suerte de padre del surrealismo, un adelantado a su tiempo, y el surrealismo pudo haber sido un revival (lógicamente con todas sus innovaciones y originalidad) del arte bosquiano. Prácticamente, podríamos hacer otro artículo hablando solamente de las influencias que el Bosco pudo haber tenido en multitud de aspectos culturales modernos (en el cine de Luis Buñuel, en la literatura de Antonio Machado, etc.).
No obstante, entre todas las creaciones del Bosco, las que más llaman la atención son sus bestias y demonios, criaturas que nos parecen incomprensibles e imposibles, pero que todas tienen una cosa en común: su asociación con el mal. Posiblemente sean estos monstruos, a veces disfrazados con ropas de clérigos o de nobles, los que hayan desatado más sospechas sobre el posible simbolismo herético y pagano que encierran las pinturas del maestro. Sin embargo, muchos especialistas les dan otra interpretación. Comenzando por fray José de Sigüenza, quien insistía en que, de ser las obras del Bosco heréticas, el rey Felipe II de España jamás las hubiera adquirido, y menos aún las hubiera colocado en el monasterio de San Lorenzo del Escorial. No, él ya atribuía a las pinturas un significado moralista, que es el que sigue predominando en la actualidad. Esas criaturas no dejan de ser parodias y sátiras grotescas de los vicios del ser humano. Sus variadas formas y estructuras, aunque originales, continuarían con una tradición iconográfica medieval preexistente que ya era plasmada con frecuencia en templos y escritos. Asimismo, según esta escuela, todo aquello que se ha relacionado con las ciencias ocultas, como la alquimia o la astrología, no es necesario que implique una defensa de las mismas. Perfectamente pueden servir para lo contrario: la crítica y la denuncia.
Copiar no era lo suyo. El maestro podía inspirarse en determinados motivos e iconos, pero siempre los reelaboraba al máximo. La importancia que le daba a la inventiva personal la dejó claramente manifestada en la sentencia latina lapidaria que aparece en su dibujo El bosque tiene oídos, el campo tiene ojos:
“Miserrimi quippe est ingenii Semper uti inventis et nunquam inveniendis”.
Significaría algo así (una traducción que hemos intentado mejorar gracias a la inestimable ayuda de dos buenos amigos, Daniel Antúnez y Syuzi Grigoryan): “Es característico de las inteligencias lúgubres utilizar siempre lugares comunes y nunca invenciones propias” (Paul Vandenbroeck). Esta era su filosofía y la base de sus creaciones: inventiva personal e innovación. El Bosco no copiaba, reinventaba. Es otra enseñanza más que el maestro ha legado para la posteridad y que deberíamos tenerla siempre presente.

Para ir acabando, qué mejor que cederle la palabra a otro maestro (esta vez de las letras), el poeta Rafael Alberti, autor de una descripción inigualable del Jardín de las Delicias:
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Tal como dijo el historiador Reindert Falkenburg, el tríptico es el interlocutor del espectador. El cuadro y sus criaturas nos hablan, nos preguntan y cuestionan acerca de la naturaleza humana, de nuestro destino y nuestra relación con el Bien y el Mal. Es una constante y eterna conversatio, y como tal, el cuadro es igual de dinámico que un diálogo, cambiante y polimórfico. Por eso, cada vez que lo revisitamos, despierta en nosotros nuevas sensaciones y preguntas. Por eso, cada vez que vayamos a verlo de nuevo, hay que hacerlo con la mente abierta y los sentidos despiertos, porque el mágico Jardín de las Delicias siempre tendrá algo que decirnos.
REFERENCIAS
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- De Rotterdam, E. (1511). Elogio de la locura.
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- Gibson, W. S. (1992). Bosch’s Dreams: a Response to the Art of Bosch in the Sixteenth Century. The Art Bulletin, 74(2), 205-218
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- Martínez, A.A. (2015). Los instrumentos musicales en el Jardín de las Delicias del Bosco. Universidad del País Vasco (Trabajo de Fin de Grado).
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- Navarro, J. A. A. (2020). La Vision de Tundal: Traducción en prosa de José Antonio Navarro (tercera edición revisada y corregida). Ñemitỹrã, 2(1), 146-198.
- Prodger, M. (1996). Devil in his details. New Statesman, 145, 5306-5307.
- Shickman, A. (1979). Hieronymus Bosch’s ‘tree‐man’ and a satanic trinity. Art History, 2(3), 318-326.
- Simarro, A.S. & Chenel, A.P. (2010). El libro de los símbolos. Libsa: Madrid.
- Trigo, B. (2005). Antonio Machado y Hieronymus Bosch: correlaciones entre pintura y poesía. Confluencia, 20, 35-46.
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Recomendaciones nutricionales para el niño deportista.
Nutrition recommendations for children who practice sports
F. Sánchez-Valverde Visusa, A. Moráis Lópezb, J. Ibáñezc, J. Dalmau Serrad,, Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría ◊
a Sección de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica, Hospital Virgen del Camino, Pamplona, Navarra, España
b Unidad de Nutrición Infantil y Enfermedades Metabólicas, Hospital Universitario La Paz, Madrid, España
c Instituto Navarro del Deporte, Pamplona, Navarra, España
d Unidad de Nutrición y Metabolopatías, Hospital La Fe, Valencia, España

El deporte tiene numerosos beneficios para la salud y una adecuada nutrición ayuda a conseguir un óptimo rendimiento. La mayor parte de la actividad deportiva realizada por la población infantil tiene lugar en el ámbito escolar, no incluye actividades de resistencia y con frecuencia no tiene carácter de alta competición. Las características de la dieta del niño deportista son similares a la de la población pediátrica general, debiendo asegurar una óptima cobertura de los requerimientos. Durante la realización de la actividad, debe asegurarse una correcta hidratación y para ello el agua resulta la bebida más adecuada en la mayor parte de las situaciones, quedando el uso de otros productos reservado en pediatría a situaciones especiales muy concretas. La utilización sistemática de suplementos energéticos, así como la de micronutrientes, no está justificada con carácter general. El pediatra debe conocer y monitorizar el estado nutricional y los hábitos dietéticos del niño deportista, vigilar estrechamente aquellas situaciones donde se pretenda una disminución del peso corporal y valorar los aspectos psicológicos relacionados con la práctica deportiva competitiva.
Abstract
Several health benefits have been attributed to sports practice, and an adequate nutrition status helps to maintain an optimal performance. Children most frequently practice non-competitive and non-endurance activities in a school setting. The dietary intake of children who practice sports should be similar to the general population, properly meeting their energy and nutrient requirements. During the activity performance, correct hydration should be aimed for, with water appearing to be an adequate source in most cases. General calorie and micronutrient supplementation should not be commonly recommended in children. Paediatricians must control nutritional status and dietary habits of children who practice sports, especially in those cases when weight-loss is aimed for, as well as take into account the psychological implications of competitive sports practice.
Introducción
En nuestro modelo de sociedad, el deporte supone en muchas ocasiones la garantía de una actividad física reglada en los niños y las niñas, que va a colaborar de forma clara en una mejora de su salud. Estudios recientes han puesto de manifiesto la relación entre la capacidad física y cardiorrespiratoria y los factores de riesgo cardiovascular1. Sin embargo, el medio en que se mueven los niños de nuestro entorno favorece el sedentarismo y se hace necesario seducir a la juventud para que entienda el deporte como una inversión en salud a corto, medio y largo plazo.
Tanto el deporte entendido como parte de la educación en la vida de los niños, como el deporte de competición, necesitan un enfoque nutricional adecuado que muchas veces se va a demandar al pediatra. Las ventajas de la actividad física en la edad pediátrica han sido revisadas de forma exhaustiva en un documento reciente de la Asociación Española de Pediatría2. En España, uno de cada 3 niños y niñas de 6 a 15 años realiza algún tipo de deporte o de entrenamiento físico varias veces a la semana3. La Declaración de 2009 de las asociaciones Americana y Canadiense de Dietética y del Colegio Americano de Medicina del Deporte señala que la actividad física, el rendimiento deportivo y la recuperación mejoran con una alimentación adecuad. Estas organizaciones recomiendan una selección apropiada de alimentos, líquido, suplementos nutricionales, y del momento de su ingesta, para tener un rendimiento físico óptimo y una buena salud4.Aspectos fisiológicos
Desde el punto de vista metabólico, las diferencias entre el atleta niño y el adulto implican que el consejo nutricional en ambos casos deba realizarse de forma diferente. El niño deportista suele utilizar la grasa como fuente de energía en una proporción mayor, sus reservas de glucógeno son menores y su capacidad glucolítica es más limitada que en el caso de los adultos5.
Dependiendo de diversos factores, como el estado nutricional, el grado de entrenamiento, el tipo de fibras musculares predominantes, etc., los hidratos de carbono se utilizan preferentemente en los deportes de alta intensidad y corta duración, y los lípidos en los de baja intensidad y larga duración.
La mayor parte de las actividades deportivas de los niños, tales como fútbol, baloncesto, balonmano, natación, atletismo de velocidad, gimnasia y baile, dentro de la competición escolar (no de alta competición), no son de resistencia y utilizan como fuente energética las diversas vías del metabolismo aeróbico, participando en pequeño grado de las vías anaeróbicas. La fuente inicial de energía es la grasa y, a medida que la actividad progresa, el glucógeno muscular. Cuando este se agota y continúa la progresión de intensidad baja a alta, el músculo comienza a utilizar como fuente energética la glucosa que proviene del glucógeno hepático. Una vez agotada la vía aeróbica, comienza el metabolismo anaerobio y la producción de ácido láctico, y esto puede ocurrir, según el grado de entrenamiento, en los llamados deportes de resistencia, que cada vez tienen más adeptos entre la juventud, como maratones, triatlón y ciclismo, que utilizan mucho más el metabolismo anaerobio6.Aspectos nutricionales de la actividad deportiva en pediatría
En el día del partido, se debe tener en cuenta una serie de recomendaciones:
- La última comida antes del partido se debe terminar por lo menos tres horas antes, para permitir que el estómago realice la digestión y evitar molestias gastrointestinales.
- El menú debe estar formado por alimentos ricos en carbohidratos, sin muchas proteínas y con pocas grasas.
- No ingerir grandes cantidades
- Evitar las salsas, los picantes y las especias.
- No es conveniente beber mucho líquido durante la comida, porque dificulta la digestión.
- Se debe comer despacio y masticando bien los alimentos.
La comida horas antes de la competición
Una comida rica en hidratos de carbono tomada en las horas previas a la competición puede terminar de completar las reservas de glucógeno del organismo.
¿Cómo debe ser la comida anterior al partido?
- Abundante en hidratos de carbono simples, como pan blanco, cereales, fruta, etc.
- Leve carga proteica, digerible y con poca grasa, como pavo, queso fresco, yogur desnatado, etc.
- Evita alimentos grasos, ya que enlentecen la digestión.
- Evita alimentos picantes y con elevado contenido en fibra.
- Bebe unos 2-3 vasos de agua o bebida isotónica para mantenerte hidratado.
Dependiendo del horario del partido deberemos tener en cuenta algunas consideraciones.
- Si el partido es por la mañana:
- La cena tendrá más importancia. Tendrá un aporte extra de hidratos de carbono (pasta, arroz, pan)
- El Desayuno se convertirá en la comida más importante. Este debe de ser ligero, bajo en grasas y cuya base debe estar formada por hidratos de carbono.
- Si el partido es por la tarde:
- La comida principal antes de un partido de fútbol debe ser entre 2 – 4 horas antes del comienzo. Debe estar basada en hidratos de carbono y para evitar molestias en el estómago, son preferibles los alimentos bajos en fibra y en grasa.
- Como comida principal pueden ser buenas opciones pasta con salsa de tomate, un sándwich con un relleno ligero como pavo, o un plato a base de arroz.
- Hasta la hora previa al partido, si se desea tomar un tentempié son buenas opciones unas piezas de fruta, un yogur, una barrita energética de cereales, pre-entrenos, pan tostado con mermelada. Estos alimentos ricos en hidratos de carbono nos ayudarán a rellenar los depósitos de “combustible”.

Durante el partido
Uno de las cuestiones más investigadas en el fútbol, ha sido la hidratación y el aporte nutricional intra partido.
Conforme pasan los minutos del partido el glucógeno muscular disminuye provocando la fatiga y con esto la disminución en la efectividad de ejecución de los movimientos técnicos y tácticos. El consumo de bebidas con hidratos de carbono en el descanso del partido, asegura la hidratación del organismo y el mantenimiento de los niveles de glucosa en la sangre.
Otras de las medidas eficaces para reducir la fatiga en el segundo tiempo es tomar en torno a 40g de hidratos de carbono en el descanso. Pero dónde podemos obtenerlas:
- 1 gel para deportistas
- 1 plátano maduro
- 3-4 orejones o dátiles
- 1 tostado con membrillo
- 500ml isotónica
Normalmente la mayoría de los futbolistas no beben suficiente durante un partido, si atendemos a las pérdidas que se pueden llegar a producir. Dependiendo de las condiciones climáticas y de la intensidad del partido, las pérdidas por sudoración en futbolistas pueden ir de 1 a 4 litros . Por consiguiente el objetivo principal desde el punto de vista nutricional será mantener hidratado al futbolista.
Los principios nutricionales en el deporte parten de que las necesidades deben cubrirse aumentando en su justo grado las cantidades de una dieta equilibrada y que estas necesidades han de ser individualizadas, dado que van a depender del grado e intensidad de la actividad deportiva, del género, del tamaño y composición corporal y del estado de madurez puberal.
En general, la dieta del niño que realiza deporte debe proveer de energía y nutrientes en cantidad suficiente para reponer y mantener las reservas de glucógeno hepático y muscular, garantizar el crecimiento, mantener una adecuada composición corporal y cubrir los requerimientos de macro y micronutrientes esenciales. Dadas las diferentes tasas metabólicas entre el tejido graso y el muscular, el peso no es el mejor orientador sobre las necesidades nutricionales y es mejor disponer de información sobre la composición corporal.
Con respecto a la distribución de macronutrientes, parece aconsejable mantener proporciones no muy alejadas de las de la población pediátrica y adolescente en general: al menos un 50% de calorías procedentes de los hidratos de carbono, un 12-15% procedentes de las proteínas y un 30-35% procedentes de los lípidos.Hidratos de carbono
Al menos la mitad de las calorías que deben consumir los niños que realizan actividad física competitiva deben proceder de los hidratos de carbono y deben ingerirse a lo largo de todo el día. El consumo adecuado de hidratos de carbono es especialmente importante el día de la competición, en el que deben afianzarse los depósitos de glucógeno muscular en las horas previas. Durante el ejercicio, especialmente si la actividad dura más de una hora, también es importante mantener una ingesta que asegure la resistencia. Una vez finalizada, el atleta debe realizar una comida que evite el catabolismo muscular postejercicio.Proteínas
Las recomendaciones de ingesta de proteínas (RDA) son de 0,95g/kg de 4-13 años y de 0,85g/kg de 14-18 años7. En el caso de los adolescentes que realizan práctica deportiva, estos requerimientos se estiman superiores, como ocurre en el caso de los adultos, en probable relación con una mayor tasa de recambio proteico y la posible utilización de algunos aminoácidos como fuente de energía4. Aunque la ingesta media de proteínas en nuestro medio es de por sí elevada y puede cubrir incluso las necesidades en este tipo de situaciones, es necesario conocer, mediante encuesta nutricional, la ingesta calórica y proteica de los deportistas para ajustarla en caso necesario8.Vitaminas y minerales
Las recomendaciones de ingesta de hierro son las mismas en la población deportista que en la población general, pero dado que una de las manifestaciones de la deficiencia de hierro es la disminución de la tolerancia al ejercicio, los niños deportistas constituyen un grupo de especial interés. Aunque ciertas actividades deportivas pueden aumentar discretamente las pérdidas de hierro, estas se compensan con una mayor capacidad de absorción intestinal. Si encontramos ferropenia en un adolescente o niño que haga deporte, el origen fundamental será nutricional y habrá que hacer recomendaciones generales para la ingesta de alimentos ricos en hierro y realizar tratamiento farmacológico solo en los casos necesarios. No se recomienda la suplementación medicamentosa por sistema en el niño deportista9.
Durante la adolescencia, se encuentran aumentadas las necesidades de calcio y se consigue aproximadamente el 50% del pico de acreción ósea de este mineral. Las necesidades de calcio de los deportistas no son mayores que las de la población general, pero el mayor estrés mecánico aplicado sobre su sistema esquelético puede aumentar su acreción de calcio, siempre que haya un aporte adecuado de calorías, proteínas, calcio y vitamina D. Es necesario asegurar estos aportes para que la adaptación ósea sea óptima y no aumente el riesgo de lesiones por estrés. Hay un grupo de deportistas de especial riesgo, constituido por las adolescentes cuya ingesta calórica es baja con el objetivo de limitar su peso, por lo que tienen baja producción de estrógenos y como resultado final puede haber una menor formación de hueso10.
A pesar del uso generalizado de multivitamínicos por deportistas de competición en relación con la capacidad antioxidante de ciertas vitaminas (A, C y E), por el momento no se dispone de evidencia que recomiende su suplemento en el niño deportista. Con respecto a las vitaminas del grupo B, al ser cofactores enzimáticos en diversos procesos metabólicos, parece que una ingesta el doble de la normal puede ser aconsejada en adultos, aunque no existen datos aplicables en niños y adolescentes. Frecuentemente, al ir ligada la ingesta total de vitaminas del grupo B al aporte total calórico, será suficiente con asegurar que no existe restricción calórica en la dieta del deportista4,11.Hidratación. Consumo de bebidas para deportistas
Los niños presentan, con respecto a los adultos, una serie de características que los hacen más vulnerables a la deshidratación y los daños por calor, tales como una mayor producción de calor en proporción a su masa corporal, menor gasto cardiaco, mayor pérdida de fluidos en igualdad de condiciones ambientales, un umbral más alto para comenzar a sudar, mayor capacidad de absorción de calor cuando la temperatura ambiental supera la corporal, menor capacidad de termorregulación y aclimatación, y una sensación de sed inadecuada al grado de deshidratación. Por otro lado, al tener menor tasa de sudoración y menor concentración de sodio en el sudor, las pérdidas tanto de sodio como de cloro son proporcionalmente menores que en el adulto12.
El rendimiento deportivo es especialmente sensible a la deshidratación, sobre todo en el caso de actividades aeróbicas. Los requerimientos hídricos del atleta dependen de diversos factores como el clima, la intensidad del ejercicio y las características del propio individuo. Al igual que para los hidratos de carbono, se aconseja una prehidratación antes del ejercicio y el mantenimiento durante el mismo de una ingesta que asegure una hidratación óptima. Pesar al niño antes y después del ejercicio resulta de gran ayuda para estimar los requerimientos y ajustar los aportes previos para evitar la deshidratación. En el caso de que existan pérdidas mayores a las previstas, se aconseja reponer el 100% en el caso de deportistas menores de 40 kg. Esta reposición será mayor en el caso de pesos superiores, hasta llegar a las recomendaciones del atleta adulto (reposición del 150% de las pérdidas)13 (tabla 1).
Tabla 1.
Recomendaciones sobre ingesta de hidratos de carbono, líquidos y proteínas antes, durante y después de la actividad física13
3-4 h antes AD | Hidratos de carbono: 4g/kg |
1 h antes AD | Hidratos de carbono: 0,5-1g/kg |
Líquidos:90-180ml (peso <40kg)180-360 ml(peso >40kg) | |
Durante AD | Hidratos de carbono 0,7g/kg por hora, repartidos cada 15-20 min |
Líquidos:150ml/20 min (peso < 40 kg)250ml/20 min (peso > 40 kg) | |
Después de AD | Hidratos de carbono: 1-1,5g/kg |
Líquidos para compensar pérdidas: 450-680ml/0,5 kg de pérdida | |
Proteínas: 0,2-0,4g/kg |
AD: actividades deportivas.
Fuente: Sports nutrition13.
Las conocidas como «bebidas para el deporte»14,15 contienen hidratos de carbono, minerales, electrolitos y saborizantes, y están destinadas fundamentalmente a reponer las pérdidas por sudor de agua y electrolitos, por lo que pueden estar indicadas en algunas situaciones. No deben confundirse con las denominadas «bebidas energéticas», que contienen sustancias que actúan como estimulantes no nutricionales como cafeína, taurina, ginseng, L-carnitina, creatina, etc., con el propósito de aumentar el rendimiento de fuerza. Su consumo no se recomienda en población infanto-juvenil.
La ingesta de estos productos debe recomendarse de forma cuidadosa para evitar una ingesta excesiva de calorías14. En niños cuya actividad deportiva se reduzca al ámbito escolar y no incluya la competición, no parece necesaria ni conveniente la sustitución del agua por este tipo de bebidas de forma habitual o en las comidas principales. En el caso del niño deportista que realiza entrenamiento intenso o actividad de competición, su uso puede realizarse en los términos descritos en los apartados anteriores.Aspectos prácticos de la nutrición del niño deportista
En general, la dieta basal del niño deportista debe ser una dieta normal, adaptada al consumo energético extra y con una hidratación adecuada. La tabla 1 recoge las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría con respecto al aporte de hidratos de carbono y fluidos antes, durante y después de la actividad deportiva. Estas recomendaciones, dirigidas a aumentar la reserva de glucógeno, han sido asimiladas para el niño deportista fundamentalmente a partir de las observaciones en adultos, y es importante recordar que no se ha demostrado claramente su eficacia en pediatría13.Alimentación previa a la actividad deportiva
Es recomendable que sea rica en hidratos de carbono de rápida, intermedia y lenta asimilación, resultando útiles la pasta, el arroz, la fruta, etc. Puesto que la mayoría de escolares practican deporte después de las clases de la tarde, la comida de mediodía se convierte en un pilar básico antes de un entrenamiento prolongado y/o intenso.Alimentación durante la actividad
Mantener la hidratación es el objetivo prioritario. El agua resulta adecuada, tanto en actividades de corta como de larga duración. En condiciones especiales, como calor y humedad importantes, en las que puede haber gran sudoración, es recomendable utilizar bebidas que contengan 0,5-1g/l de sodio. Las bebidas que contienen además hidratos de carbono de rápida asimilación pueden recomendarse en casos concretos de ejercicio muy prolongado, temperaturas bajas, etc.16. Con una preparación adecuada, la modificación de algunos factores (hidratación, ropas, etc.) y una adecuada monitorización, la gran mayoría de los niños y los adolescentes puede participar en deportes al aire libre en un amplio margen de factores ambientales (calor y humedad).Alimentación posterior a la actividad
En el caso de actividad competitiva, la recuperación rápida de las reservas de glucógeno después del entrenamiento o la competición es fundamental para mantener un rendimiento óptimo. La reposición debe iniciarse lo antes posible, ya que la sensibilidad a la insulina de las células musculares es máxima y la síntesis de glucógeno óptima; en este momento, pueden resultar de utilidad las bebidas específicas, que contribuyen a la vez a la rehidratación. De 2 a 4 h después de esta ingesta inmediata, es recomendable repetir el aporte, lo que en niños en edad escolar suele coincidir con la cena; esta debe incluir, por tanto, hidratos de carbono suficientes en el primer plato y/o guarnición complementando al aporte proteico.Peso y práctica deportiva
La práctica deportiva destinada a la alta competición frecuentemente incluye estrategias para perder o ganar peso, en las que las intervenciones nutricionales tienen un papel central. Aunque estas prácticas también son solicitadas en pediatría, especialmente para adolescentes, no existen trabajos científicos que avalen su utilidad frente a los riesgos que pueden conllevar12.
En los deportes cuya competición se desarrolla por categorías de peso, es frecuente recurrir a mecanismos de hipohidratación voluntaria en los días u horas previos para no sobrepasar un cierto límite de peso. Esta práctica puede tener efectos significativos sobre el rendimiento y resultar perjudicial para la salud, no siendo en ningún caso aconsejable en la edad pediátrica y existiendo actualmente normativa de protección al respecto. Otra situación diferente es querer obtener una pérdida crónica de peso cuando existe un exceso de adiposidad; esta pérdida debe ser estrechamente monitorizada y supervisada por parte del pediatra y el nutricionista para asegurar una adecuada cobertura de requerimientos y evitar la pérdida de masa magra, no deseable en niños. No se aconseja perder más el 1,5% del peso por semana, ya que el balance energético negativo necesario para ello podría comprometer la adecuada ingesta de algunos nutrientes. Debe recordarse que niños de diferente edad, peso y talla tienen diferentes necesidades.
En algunos deportes de contacto, por el contrario, es frecuente el desarrollo de estrategias para aumentar el peso a expensas de la masa magra. Para conseguirlo es necesaria la presencia de hormonas anabólicas, entrenamiento específico, ingesta adecuada de hidratos de carbono para minimizar el catabolismo de los músculos e ingesta suficiente de proteínas. La ganancia de peso se puede garantizar con un aumento de la ingesta calórica de 300-400 Kcal/día, con 1,5-1,8g/kg de proteínas. Estrategias más agresivas en este sentido llevan frecuentemente a un aumento de la masa grasa. Estas estrategias deben acompañarse de una monitorización estrecha de la composición corporal y no son recomendables en niños.Otros suplementos
Cualquier suplemento nutricional que se decida aplicar en la edad pediátrica ha de ser supervisado por el nutricionista y el pediatra por sus posibles efectos en la salud del niño o adolescente. La mayoría de las afirmaciones sobre aspectos nutricionales en el deporte no están demostradas en edad pediátrica, sino extrapoladas de los estudios en adultos y, por este motivo, hay que actuar de forma individualizada y con asesoramiento especializado17,18.
En general, el suplemento con proteínas no ha demostrado un aumento en el rendimiento de los deportistas17. Los beneficios de la suplementación con creatina han sido descritos para situaciones especiales, en algún tipo específico de deporte y con un beneficio muy pequeño, lo que reduce su indicación19, que en ningún caso incluye a la población infantil. Aunque se ha referido la suplementación para la actividad deportiva con carnitina y diversos aminoácidos, como glutamina, ramificados y arginina, no se dispone de evidencia concluyente sobre su beneficio. En pediatría no se aconseja su uso, que además podría interferir con la absorción de otros aminoácidos esenciales20.
La utilización de barritas energéticas, con una gran densidad calórica, grandes cantidades de proteínas y vitaminas, no parecen reportar ningún beneficio y en todo caso se han asociado en ocasiones al aumento de la masa grasa4.Conclusiones
El pediatra, como agente de la salud del niño, debe ejercer una política activa en la promoción de la práctica deportiva y orientar en la adquisición de unos hábitos nutricionales correctos en el niño. En el caso de los niños que practican deporte con regularidad, y especialmente con carácter competitivo, es función del pediatra realizar una vigilancia clínica que incluya aspectos relacionados con la ingesta de nutrientes, la composición corporal, el consumo de suplementos de diverso tipo o de medicamentos, así como los aspectos psicológicos relacionados con la competitividad, el deseo de pérdida de peso, etc. La tabla 2 recoge los aspectos prácticos más importantes para recordar.
Tabla 2.
Recomendaciones nutricionales y dietéticas para el niño deportista
Es necesario promocionar el deporte como medida positiva para la salud en toda la edad pediátrica |
La alimentación diaria (habitual) de un niño deportista tiene que ser igual que la de la población general |
El consumo de energía y líquidos durante la práctica deportiva depende del tipo de deporte, de la intensidad con que se realice y de las condiciones físicas (aire libre, humedad, calor, etc.) en que se desarrolle |
Los aspectos nutricionales fundamentales de la práctica deportiva son: mantener la hidratación y asegurar la disponibilidad de energía por el organismo a través del aporte adecuado de hidratos de carbono |
En la alimentación previa a la competición es importante el tiempo que va a trascurrir entre la ingesta dietética y la práctica deportiva y debe ser rica en hidratos de carbono de liberación lenta |
Durante la competición es necesario tener en cuenta el tiempo que va a durar la práctica deportiva, la intensidad y el lugar donde se realiza (aire libre o a cubierto). El agua es la bebida fundamental para mantener la hidratación en niños. En adolescentes y en algunas condiciones muy especiales, puede ser recomendable la ingesta de bebidas específicas que incluyan sodio e hidratos de carbono en su composición |
Debe recordarse la importancia de la alimentación después de la competición para preservar un buen rendimiento deportivo a través de una adecuada reposición nutricional |
Los suplementos, tanto nutricionales como de otro tipo, no están recomendados en la edad pediátrica |
La necesidad de otros micronutrientes (hierro, vitaminas) tiene que ser valorada por los profesionales de la salud en el contexto de la realidad del niño en desarrollo, más que en el de su práctica deportiva |
Cualquier tipo de intervención nutricional en un niño deportista debe ser controlado por el pediatra, médico deportivo y/o nutricionista |
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Los miembros del Comité de Nutrición de la AEP: Jaime Dalmau Serra (coordinador), Mercedes Gil Campos, Venancio Martínez Suárez, Ana Moráis López, Luis A. Moreno Aznar, José Manuel Moreno Villares, Félix Sánchez-Valverde Visus.
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Los miembros del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría se presentan en el anexo 1.